El cabildante dijo que renuncia a su cargo por «insalvables diferencias» con el coronel retirado que ejerce la coordinación general del Plan Juntos.

El dirigente cabildante Daniel García Pintos renunció a su cargo de sub coordinador general del Plan Juntos, que ejerció 11 meses, por sus «insalvables diferencias» con el coordinador general y coronel retirado Rody Masias. En su carta de renuncia menciona cuatro discordancias medulares que lo llevaron a tomar esta decisión: «Gruesos errores de enfoque al negociar con el sindicato de la construcción», la decisión de no contratar un sereno para proteger una vivienda cuya titular falleció,  «muy pocas soluciones para uruguayos de uniforme policial y militar» y «el destrato hacia parte del personal, algunas de ellas mujeres a quienes en ocasiones vimos llorar».

En lo que refiere al primer punto, sostuvo que Masias tomó una decisión «a pesar del asesoramiento en contrario que recibió» que generó «un perjuicio económico importante en muchos miles de dólares, equivalente a aproximadamente el valor de 10 a 12 soluciones de mejoramiento de vivienda de familias muy humildes». La decisión que García Pintos entendió perjudicial se produjo a partir de «gruesos errores de enfoque al negociar con el sindicato de la construcción una reclamación que, consecuencia de un atraso breve en el pago de una quincena, agosto 2020, atraso no atribuible a la empresa».

Luego, relató que en diciembre pasado «y por no escuchar a quienes le aconsejaron poner un sereno de vigilancia privada, en una casa en un barrio complicado, cuya titular falleció en esos días, pocas noches después dicha finca fue ‘vandalizada'». «La reconstrucción de la misma, mano de obra y materiales, costó aprox. USD 14.200, equivalente a 4 o 5 canastas de materiales para otras tantas familias necesitadas», manifestó el renunciante.

A pesar de tratarse de un coronel retirado quien está al mando de la coordinación general del Plan Juntos el ahora exsub coordindar entiende que hubo «muy pocas soluciones para uruguayos de uniforme policial y militar que viven en viviendas muy precarias en barrios muy complejos».

Por último, entiende que lo más doloroso fue el maltrato al personal por parte de Masias, especialmente femenino a quienes, en ocasiones, dijo que ha visto llorar. «No siempre fui testigo directo de los hechos concretos, pero sí recibí en mi oficina a algunas de estas damas, que, conmovidas hasta el llanto me comentaron el mal momento que sufrieron. Hice lo correcto cuando en más de una ocasión le reclamé que no les faltara el respeto a nuestras compañeras de trabajo.No es de buen varón irrespetar mujeres, aprovechando el desempeño de un cargo, por el contrario, es cobardía», indicó.

Imagen: FOCO-UY