En la columna de bienestar Yanina Kesman nos trae vínculos tóxicos vs vínculos sanos.

 

«Cuando uno habla de vínculos no tienen porque ser vínculos con personas, de pareja, los vínculos pueden ser con la comida, con el ejercicio, ciertas actividades, con nuestros hijos porque hay madres que tienen un vínculo como muy tóxico con los hijos. Hay que tratar de observarlo y distinguir cuando los vínculos se tornan tóxicos u obsesivos»

 

«Reconocer esas situación por ejemplo en una relación de pareja, un vínculo tóxico seria aquel te saca, en donde uno va perdiendo las cosas personales para pasar a dedicar absolutamente todo al otro o a la pareja. En esa relación te empezás a desdibujar, ahí tenes que empezar a cuestionarte si ese vínculo te aporta o te saca, ese vínculo visto de esa manera no está haciendo lo mejor por ti. Hay vínculos donde el otro te come la energía y vos empezás a descuidar no por voluntad propia sino porque el otro te lo exige, te lo demanda y es su forma donde se siente querido o amado»

 

«En cuanto al vínculo con la comida cuando de repente no se reconocer cuando ya estoy saciado, no paro de comer, eso ya no es un vínculo sano porque el propósito de alimentarnos es además de disfrutar de la comida es la nutrición, estar satisfechos. Sino llego a ese punto de reconocer el momento donde ya estoy satisfecho y necesito más, más, es como que ahí empieza a ser un signo de toxicidad»

 

«La relación con los hijos, esos padres o madres que necesitan controlar todo, que si los hijos no les atienden el teléfono se ponen locos, querer armarles rutinas todo el día, a los chicos también hay que dejarles su espacio para que puedan desarrollar su personalidad y esa capacidad de independencia porque les va a dar seguridad»

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