Según Adrián Peña este tipo de negocios es una oportunidad para Uruguay  porque «en otras partes del mundo ya no hay basura».

La empresa nacional CSI se encuentra hace un año negociando con el gobierno por la instalación de una planta industrial que permitiría transformar los residuos de Montevideo y Canelones en combustibles orgánicos, con una inversión de U$S 300 millones de dólares y un potencial comprador en Estados Unidos. Lo confirmó este jueves en rueda de prensa el ministro de Ambiente, Adrián Peña, quien agregó que la próxima semana se reunirán con la contraparte norteamericana.

El proyecto se encuentra en medio de un estudio de factibilidad, última etapa previa a la aprobación, llevado a cabo por CSI. «No quiere decir que salga», aclaró Peña, y explicó que todavía restan conocer asuntos económicos.

El combustible serviría para volver más sostenibles a motores de grandes cargas, con Etanol y Metanol, entre otros combustibles orgánicos.

Para Peña esto es una oportunidad paradójica, porque «en otras partes del mundo ya no hay basura, porque ya se valoriza», por lo que muchas empresas de este rubro encuentran en países como Uruguay «materia prima». Es por esto que también hay otros proyectos «a menor escala en otras partes del territorio nacional».

 

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