El avance del Estado o los intentos de privatizar áreas que hoy están en manos del Estado suele desatar polémicas. Generalmente el tema del que se habla es de como el peso del Estado impacta en el sector privado.

Como se sabe estamos viviendo una emergencia climática por la falta de agua. Cuando no llueve, el agua es un bien escaso y hay que cuidarlo, pero también cuando no hay emergencia climática.

El presidente de OSE ha dicho, nos ha dicho a los ciudadanos que en estas circunstancias cuidemos el agua. Hay algunas recomendaciones básicas, que no se use en tareas innecesarias, que cuando se riegue se haga en la noche para evitar la evaporación, por ejemplo.

El agua es nuestro oro. Es nuestro tesoro. En el mundo el agua es un bien que desde hace dos años cotiza en la bolsa de Wall Street, debido entre otras cosas a que la disponibilidad de agua dulce ha disminuido en los últimos años debido a los efectos del cambio climático, la sobrepoblación, la sobreexplotación de mantos acuíferos y la contaminación de cursos de agua por descargas residuales.

El primer día de este año en mi barrio, la Ciudad Vieja, se rompió un caño, primero fue un hilito de agua, pero conforme corrían las horas se transformó en un chorro que corría por la calle sin freno. Inmediatamente los vecinos, como buenos ciudadanos y a pesar de que la pérdida no estaba afectando el suministro domiciliario hicieron la denuncia pertinente a OSE.

Pero el agua seguía saliendo, cada vez con mayor potencia y ni miras de que llegara una cuadrilla para reparar. Un vecino dijo en tono de broma y a tono con el deporte presidencial que ya se podría surfear por ahí.

En total se hicieron una media docena de llamados telefónicos y uno a la línea de WhatsApp dispuesta por OSE para estos casos, pero nada. El viernes 7 hice una filmación y una publicación en la red de Twitter denunciando la situación. Esa publicación motivó a que al día siguiente y por iniciativa del gerente general de OSE Guillermo Dati una cuadrilla de OSE solucionara el asunto.

De verdad fue muy amable el señor Dati en solucionar la pérdida de agua, que en verdad es interés de todos. A raíz de ese tuit y la pronta solución le llegaron a Dati otros reclamos por esa vía.

No peco de soberbio ni nada por el estilo, solo repito lo que me dijo una vecina: Si está bien, lo arreglaron pero da bronca que hicimos el camino que hace cualquier ciudadano y no nos dieron bola.

Y a eso quiero ir a como el Estado, las empresas del Estado a veces se olvidan de la gente común y corriente y en definitiva es lo que abona luego que haya voces que clamen por las privatizaciones diciendo que es ineficiente. El Estado no es ineficiente per se, sino que lo hacen ineficiente.

El tamaño del Estado depende del contrato social, de cuanto estamos dispuestos a financiar con nuestros impuestos, pero ante todo debe ser también el escudo del hombre de la calle, al decir de Jaime Roos.

Escuche el informe completo del periodista Antonio Ladra en Punto de Encuentro: