Las imágenes del llanto de Sebastián Sosa recorrieron el mundo entero. El arquero suplente de la Selección Uruguaya de Fútbol se emocionó al salir a la cancha del Education City Stadium durante el calentamiento celeste. La semana pasada la madre de Sosa falleció por lo que el arquero abandonó la concentración de la celeste, volvió a la misma días antes del debut.

El arquero de Club Atlético Independiente de Avellaneda pensaba que con 36 años su carrera profesional iba a culminar sin cumplir su sueño de ser convocado con la selección nacional y jugar en un Mundial. Sin embargo, con la salida del “maestro” Óscar Washington Tabárez de la dirección técnica; Diego Alonso convocó al arquero formado en las juveniles de Peñarol.

En el partido de despedida en el Estadio Centenario contra el seleccionado de Panamá, Sosa tuvo la oportunidad de atajar en el arco celeste, reemplazando a Fernando Muslera. Sosa viajó a Abu Dhabi con el resto de la selección y vivía uno de los mejores momentos a nivel profesional, que fue opacado por una de las peores noticias personales que ha vivido en su vida.

La madre de Sosa falleció, por lo que tuvo que abandonar la concentración y volver a Uruguay para encontrarse con el resto de su familia. Luego el jugador volvió a oriente, esta vez a Qatar para reencontrase con sus compañeros. Esta mañana del jueves, salió a la cancha visiblemente emocionado cumpliendo su máximo sueño en un momento familiar muy entristecido. 

Los medios internacionales, además del llanto, destacaron el corte de pelo y tatuaje que el arquero uruguayo lleva en su nuca. Una secuela de padecer Coronavirus le hizo caer el pelo de su cuero cabelludo y cejas. Como respuesta el arquero se tatuó un león en su nuca, animal por el que tiene afición. Sebastian Sosa, como león herido se hizo presente en el Mundial, pese a su difícil momento personal. 

Foto: FIFA