Fútbol y política: cuando los goles se ganan en las urnas.

En las mesas de las tradicionales casas de familia era común escuchar un lema repetido casi como una ordenanza: a la hora de comer no se habla de fútbol, política o religión. Como si a los uruguayos les quedarán muchos otros temas para conversar a la hora tan sagrada de compartir el almuerzo del domingo.

Es que el fútbol, la política y la religión son asuntos que generan un arraigo tan fuerte en las familias, como también desencadenar las discusiones más fervientes.

Hoy en Alfiles y Peones nos metemos en el fútbol y la política. Para entender cómo estos dos temas han generado tanta identidad en la sociedad uruguaya, marcando divisas y tradiciones que con el paso del tiempo se han desdibujado, pero que a la hora de iniciar una campaña electoral son un punto explotado y cuidado por cada uno de los candidatos que aspiran cruzarse la banda presidencial en el pecho.

Desde la vuelta de la democracia a la fecha la simpatía deportiva de quienes buscaron ser presidente fue cuidada y en algunos casos explotada para que no interfiera con las sensibilidades de los hinchas.

Fue así que desde 1985 a hoy el país estuvo gobernado por un presidente peñarolense (Julio María Sanguinetti en dos periodos). Tres presidentes tricolores (Luis Alberto Lacalle Herrera, Jorge Batlle y Luis Lacalle Pou). Un presidente de Progreso (Tabaré Vázquez) y un presidente de Cerro (José Mujica).

Esta próxima campaña electoral puede terminar con algo que no ocurre desde 1994: que el próximo presidente de Uruguay sea aurinegro. Y esto se da porque la amplia mayoría de quienes aspiran a la banda presidencial son del Club Atlético Peñarol.

Analicemos uno por uno cual es la simpatía política de los que aspiran a ganar la próxima elección.

Escuche aquí la columna completa de Pablo Fernández en Punto de Encuentro: