La investigación sobre el exjefe de la custodia presidencial Alejandro Astesiano instaló la pregunta: ¿Qué pasa cuando los policías son el objeto de investigación en la Justicia y a la vez son el brazo práctico del fiscal? La propia fiscal Gabriela Fossati declaró que tenía desconfianza en los Policías de Inteligencia y de Delitos Complejos, y que ante la desconfianza tenía que salir a chequear todo lo que la policía le daba como prueba.
La Fiscalía y la Policía forman un «matrimonio» en el cual el fiscal decide qué hacer y los policías son quienes salen a juntar las pruebas. Es un equipo necesario para que la investigación avance. Pero con el caso Astesiano quedó en evidencia que ese binomio no siempre funciona.