El 51% de las mujeres privadas de libertad a julio de 2022 están encarceladas por el delito de tráfico de drogas y estupefacientes, mientras que dos de cada 10 de ellas están presas por hurto y rapiña, según un estudio encomendado por el Proyecto Crisálidas, financiado por la Unión Europea, cofinanciado y ejecutado por la Universidad Claeh y la organización española Incidem.
El estudio fue realizado con 1.033 mujeres privadas de libertad en centros penitenciarios del país a julio de 2022. No estuvieron incluidas el total de mujeres judicializadas por delitos varios que son unas 700 más que están en domicilio o con medidas alternativas a la privación de libertad.
Un 20% de las mujeres que están privadas de libertad tiene entre 18 y 24 años, un 58% tiene entre 25 y 39 años, es decir casi un 80% de las mujeres que están privadas de libertad tienen entre 18 y 39 años. El 22% tiene entre los 40 y 69 años.
El 38% de estas mujeres son primarias, otro 38% son reincidentes, y poco más de un 20% que no está confirmado. Más del 50% de estas mujeres privadas de libertad es por tráfico de drogas y estupefacientes.
El 69,4% se autopercibe como blanca y un 24% como afrodescendientes, este último dato les llamó la atención a los investigadores por lo elevado porque la Encuesta Continua de Hogares dice que el 10,6% de la población se autopercibe afrodescendientes.
El 96% declaró ser de nacionalidad uruguaya y también hay brasileñas, dominicanas y venezolanas.
El 74% no completó el primer ciclo de enseñanza media y el 94,7% no completó el segundo ciclo de enseñanza media. Esto se da, según el resultado del estudio, por desinterés, por tener hijos, pareja, y también el inicio de consumo de sustancias psicoactivas.
El 68,3% accedió a uno o varios trabajos remunerados formales y el 32% nunca tuvo trabajo formal. El 41,3% dice que la alimentación en los centros penitenciarios es buena o muy buena y un 34,7% dice que es mala o muy mala.
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