Columna del profesor Alejandro Giménez:
En una nueva entrega de Otra Historia, el profesor Alejandro Giménez, nos acerca al concepto de las vacaciones de julio y las razones que a lo largo de la historia han pesado para realizar este receso en la mitad del año.
1- Educación e Higiene
En la segunda mitad del siglo XIX, se produce la extensión de la escuela primaria y de los valores que impartía, por medio de la reforma vareliana de 1876-77.
1877 – Uruguay – 440.000 habitantes, 17.000 niños en escuelas públicas, 195 escuelas y 307 maestros.
1915 – 1.321.000 habitantes, 97.000 niños en escuelas públicas, 1000 escuelas y 2000 maestros.
El analfabetismo baja de 80% en 1876 a 40% en 1908, lo que afectó más al interior del país que a la capital.
Al mismo tiempo, desde el siglo XIX crecía la preocupación por lo que entonces se llamaba la «Higiene pública». Las epidemias de escarlatina en 1836, fiebre amarilla en 1857 y 1872-73, y cólera en 1868 y 1886-87, hacen que crezca la inquietud por regularizar la institucionalidad con respecto al tema, desde la Comisión de Higiene del principio de la república, pasando por la Junta de Higiene Pública, y el Consejo Nacional de Higiene, desde 1895 a inicios del XX. El MSP se crea recién en 1933.
Limpieza, agua y ventilación fueron los principios del higienismo y la condición necesaria para la salud. En aquel sistema educativo que crecía, aumenta el interés por la relación entre escuela y salud, y como evitar los contagios en determinadas épocas del año.
2- Salud y vacaciones
La iniciativa de suspender las clases en los meses de invierno surge de las escuelas rurales, por lo que en setiembre de 1902 la Dirección General de Instrucción Primaria decreta que esas instituciones tengan vacaciones de «junio a agosto inclusive», siendo de dos meses en el período que cada comisión departamental de Primaria lo fije.
Se basa en «la escasez de medios de movilidad, el mal estado de los caminos y las crecientes de los arroyos», de acuerdo al citado decreto. Es la primera iniciativa al respecto del descanso invernal.
En julio de 1915 la Dirección General de Instrucción Primaria se basa en «nueve meses de asidua e ininterrumpida labor, lo que reclama especiales contemplaciones para la salud de los Maestros» para establecer «el primer período de vacaciones de las Escuelas e Institutos Normales del 16 al 31 de julio, y para el segundo período, del 1ero. de enero al 15 de febrero del siguiente año».
Es que en el siglo XX enfermedades como la tuberculosis (Ana Amalia, la hija de Batlle y Ordóñez de 18 años, muere por esa enfermedad en 1913). La gripe española, con su gran epidemia de 1918; la fiebre tifoidea, la difteria, tos convulsa, sarampión, y poliomielitis, hacen necesario el descanso de invierno. Las vacunas hicieron el resto en lo que se refiere a la prevención de esos males.
3- Vacaciones, entretenimiento y turismo
El crecimiento del entretenimiento para toda la sociedad y el fenómeno del turismo, afirmado en nuestro país a partir de las políticas de bienestar del batllismo, fueron transformando al descanso de invierno en un clásico del año lectivo.
Además de la muy variada oferta recreativa de ese período, de una semana para las escuelas públicas (desde 2017)y dos en Secundaria y educación privada, en lo que se refiere a teatro, cine, circo y parques; se ha hecho habitual el turismo a los más variados destinos, tanto regionales como internacionales. Los agentes turísticos son quienes ponen el grito en el cielo cuando se habla de achicar el descanso, pese al cambio de políticas impulsadas desde el mismo Estado invitando a vacacionar en julio.
En ese sentido, un destino que se ha generalizado para esa época desde mediados de los años ´50 es el del turismo termal, que tiene su origen en el encuentro casual en enero de 1941 de agua termal en la zona de Arapey, Salto, mientras el Instituto Geológico del Uruguay buscaba petróleo, que dos décadas más tarde de transforma en un centro turístico para el país y la región.
En el último medio siglo dos circunstancias obligaron a alterar las vacaciones de invierno. En 1973 el golpe de Estado del miércoles 27 de junio hicieron que en virtud de lo que estaba ocurriendo, las vacaciones se adelantaran y duraran un mes. En ocasión de la pandemia de Covid-19, en 2020 se retrasaron para la segunda quincena de julio, dado que se estaba en la transición a la vuelta a la presencialidad de los cursos.
Superada la pandemia, el descanso invernal se afirma como una tradición uruguaya a nivel del sistema educativo, que se extiende a toda la sociedad, tanto como la Semana de Turismo y la de Primavera.