Columna del profesor Alejandro Giménez:

 

En una nueva entrega de Otra Historia, el profesor Alejandro Giménez, nos acerca a los hechos vinculados a intentos de magnicidios que no prosperaron en Uruguay. En Uruguay, hubo un sólo magnicidio, que fue el del presidente Juan Idiarte Borda en agosto de 1897, y dos de ex-mandatarios, como el de Bernardo Berro y Venancio Flores, ambos el 19 de febrero de 1868. Sin embargo hubo cuatro casos de magnicidios fallidos en el Uruguay, dos en el siglo XIX y dos en el XX.

 

 

1)¿Qué es un magnicidio?

 

RAE – «Muerte violenta dada a persona muy importante por su cargo o poder». 

 

En la Historia, se utiliza para presidentes, reyes o gobernantes de una república o reino en ejercicio del poder.

En Uruguay, hubo un sólo magnicidio, que fue el del presidente Juan Idiarte Borda el 25 de agosto de 1897, y dos de ex-mandatarios, como el de Bernardo Berro y Venancio Flores, ambos el 19 de febrero de 1868. Sin embargo hubo cuatro casos de magnicidios fallidos en el Uruguay, dos en el siglo XIX y dos en el XX.

La explosión que no se produjo contra Venancio Flores 

El 30 de junio de 1867 la policía encuentra un túnel desde una casa vecina, que terminaba en dos barriles de pólvora, justo debajo del despacho del gobernante. Si bien se descubrió que el pasaje subterráneo había sido hecho por dos ingenieros alemanes, Pablo y Luis Neumayer (primos entre sí), detrás del acto estaba otro caudillo colorado, el temible Gregorio Suárez, conocido como Goyo Jeta, conservador y rival político de Flores, contra el que no se hallaron pruebas. Los Neumayer fueron presos, pese a que declararon haber sido contratados, estuvieron cinco años presos y luego condenados al destierro perpetuo. Siete meses después del fallido intento, Flores fue asesinado en plena calle, en un crimen nunca aclarado, cuatro días luego de dejar el poder.

Una noche en la ópera casi matan a Santos     

Aquella noche del 17 de agosto de 1886 el presidente Máximo Santos asistía con su esposa Teresa Mascaró y su hija Teresita,  al Teatro Cibils, ubicado en Ituzaingó entre Cerrito y Piedras, a ver la  ópera «La Gioconda», interpretada por la soprano italiana Eva Tetrazzini, a quién se vinculaba sentimentalmente con el gobernante. Al ingresar al teatro lo interceptó Gregorio Ortíz, un joven de 24 años ahijado suyo y ex-teniente del ejército, quién le disparó en el rostro, desgarrándose una mejilla. Mientras que el gobernante era llevado a su casa de 18 de Julio y Cuareim, hoy sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, para ser atendido, Ortíz se vio acorralado por la guardia presidencial, por lo que se suicidó de un balazo en la sien en Treinta y Tres y Cerrito. Santos pidió paralizar las investigaciones, lo que no contribuyó a saber quién estaba detrás de este intento de magnicidio. Su rostro quedó lacerado de por vida, debiendo colocar un pañuelo para que no saliera por allí lo que ingería. 

 La fallida explosión contra Batlle y familia  

El domingo 6 de agosto de 1904 el presidente Batlle y Ordóñez paseaba en un carruaje con su esposa Matilde Pacheco, y sus hijos Ana Amalia y Lorenzo, al llegar a la esquina de Camino Goes (hoy Gral. Flores)y Larrañaga, actual Luis A. de Herrera, un estruendo levantó una nube de tierra haciendo volar los rieles del tranvía. Un artefacto había explotado unos segundos antes, lo que salvó la vida de los tripulantes del coche, conducido por Ángel Martinelli. El país vivía días de la guerra civil contra los blancos liderados por Aparicio Saravia. Los acusados manifestaron no tener intención de matar al presidente, sino intimidarlo con unos pocos explosivos. 

El ataque contra el dictador Terra en el Hipódromo de Maroñas

En marzo de 1933 Gabriel Terra, que había sido electo dos años antes por el lema Partido Colorado, se había transformado en dictador. En 1935 combatió con éxito el levantamiento opositor de Paso del Morlán (Colonia), que denunciaba limitaciones a la libertad de prensa y acusaba al presidente de simpatías con el nazifascismo que se afirmaba en Europa. 

Uno de sus socios en la región era el mandatario brasileño Getulio Vargas, también gobernante de facto. Vargas llegó al país en junio de 1935 y el 2 de ese mes ambos presidentes asistieron al Hipódromo de Maroñas. Alguien se acercó con un arma, pero el caño del revólver fue corrido a tiempo, por lo que la bala rozó su cabeza y atravesó su hombro, pero sin dejar consecuencias.  

El fallido matador fue el doctor Bernardo García, un nacionalista que había adherido a Lorenzo Carnelli, aquel que dejó ese partido y votó fuera del lema, impidiendo el triunfo de Herrera en 1926. Fue detenido, al igual que otros opositores de Terra, al tiempo que otros eran deportados y era clausurada la prensa opositora. García en su primera declaración ante la Policía mencionó a Luis Batlle y Tomás Berreta, dos más tarde presidentes, pero luego ante la Justicia dijo que «actuó sin coautores y sin complices».