Columna Otra Historia (con Alejandro Giménez)
Punta del Este antes del cine :
Su fundación oficial data de julio de 1907, por ley del gobierno de Claudio Williman. Fue de propiedad del empresario inglés Samuel Lafone a mediados del siglo XIX; paraíso de una torre, luego de la construcción del faro en 1860; y balneario que intentaba posicionarse en la región y el mundo, a partir de los años ´40 del siglo pasado.
Es en 1940 cuando el empresario judío-argentino Mauricio Litman (1915-1988) conoce Punta del Este en su luna de miel, luego de casarse con Blanca Mazer. Distanciado del presidente argentino Juan Domingo Perón, compra en 1943 terrenos al norte de la hoy Avda Roosevelt, con la idea de construir chalets arbolados. Este desarrollo inmobiliario comprende más de 500 casas y edificios, destacándose el Vanguardia, el Kennedy y el Lafayette. También, en forma visionaria, propone la instalación de un gran hotel casino, luego concretado en el Conrad. Pero su creación más importante sería el barrio Cantegril y su Country Club inaugurado en 1947, en cuya sala de 600 butacas se realizarían los festivales cinematográficos.
El cine como atractivo turístico:
Ya convertido en industria, los premios Oscar empiezan a entregarse en 1929, el cine comienza a desarrollar sus festivales en los años ´30. El modelo de esas instancias son esos eventos en Venecia (1932) y Cannes (1946), que tienen como objetivo incentivar el turismo en esos lugares. Así en febrero de 1951 Punta del Este recibe su primer Festival Internacional de Cine, con la presencia de grandes estrellas, como Ava Gardner, Debbie Reynolds, Ricardo Montalbán, James Stewart, y presencias argentinas como Mirta Legrand e Isabel Sarli. El presidente Luis Batlle Berres y su esposa Matilde Ibáñez Tálice se hacen presentes, colocando al Uruguay en el centro de atención mundial en virtud de ese evento. Como agradecimiento, Litman donó una residencia en el barrio Cantegril a presidencia de la república en 1948, para usarse como casa de descanso.
El crítico de cine Álvaro Sanjurjo Toucon sostenía que Perón, que gobernó Argentina entre 1946 y 1955, quería que Mar del Plata fuera un lugar de descanso para los trabajadores, y el balneario uruguayo cumpliera la misma función para la alta burguesía de su país. Por eso el periodista Carlos Quijano, director del semanario “Marcha”, surgido en 1939, no dejaba participar a sus cronistas del festival por razones ideológicas. Uno de sus cronistas, Homero Alsina Thevenet, más conocido como HAT, se fue al diario “El País”, en donde comandó la página de espectáculos y creó “El País Cultural”, emblemática publicación que aún existe. Llegó a ser secretario del festival algunos años.
En el segundo festival en enero de 1952 brilló la película “Juventud divino tesoro”, de un director sueco entonces de 31 años llamado Ingmar Bergman. El ya citado Sanjurjo habla de la falsa teoría de que este cineasta se consagró en esa ocasión con ese film, ya que había triunfado previamente en Venecia y Cannes. La tercera instancia de encuentro del cine internacional en el este uruguayo fue en enero de 1955.
La increíble historia de Gerard Philippe y la pléyade de estrellas:
Una de las estrellas de estos eventos fue el actor francés Gerard Phillipe (1922-1959), ídolo de teatro y cine. Fue sensación por su estampa, pero también porque se le veía andando en bicicleta por las calles del balneario. Tal el impacto que en 1970 el que fuera presidente del Consejo Nacional de Gobierno Eduardo Víctor Haedo impulsó la colocación de una placa con el nombre del actor en una calle (la actual Salt Lake). Pero vino la Dictadura y el nombre de esa vía de tránsito fue quitado, dado que Phillipe fue afiliado al Partido Comunista Francés y secretario del sindicato francés de artistas. En 2013 se volvió a colocar la placa en su homenaje y en 2019 se conoció la novela de Hugo Burel titulada “El regreso de Gerard Phillipe”, en formato podcast en nueve capítulos, que habla de un posible fantasma del actor que aún andaría por las calles puntaesteñas, a 60 años de su muerte con sólo 36 años.
En 1953, 54 y 59 los festivales fueron sólo franceses. En el ´57 se desarrolló una muestra de cine de EEUU y un año más tarde la cuarta y última edición del festival internacional. Entre las estrellas presentes en esa década estuvieron Yul Brynner, Cantinflas, Sofía Loren, Anita Ekberg, Jean Moreau, Anita Ekberg, Silvana Pampanini, Gina Lollobrigida, Joan Fontaine, Lana Turner, Ginger Rogers, Yves Montand, Marina Vlady (primer bikini en el país en 1955), Walter Pidgeon. y por allí andaba una joven Cristina Morán buscando la nota. Fiestas, romances, excursiones a la islas Gorriti y de Lobos eran la tónica de esos días de desbunde, placer y cultura.
El esplendor de los ´50- recordar que Montevideo tenía en 1953 105 salas de cine que vendían 19 millones de entradas- no fue el mismo en la década siguiente. El “país de Maracaná”, el del exitoso modelo de industrialización por sustitución de importaciones, veía su final. Aquellos festivales que se hacían con un escaso aporte del Estado, a través de la Comisión Nacional de Turismo y el Ministerio de Relaciones Exteriores, y el apoyo de las embajadas de Italia y Francia, ya no serían posibles. Esos eventos fueron un ejemplo de turismo cultural, no volviéndose a juntar esa constelación de artistas desde entonces.