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Cocaine

Autoridades del puerto de Amberes, en Bélgica, incautaron 381 kilos de cocaína ocultos en un contenedor cargado con arroz parbolizado que había salido del Puerto de Montevideo el pasado 4 de octubre. El contenedor pasó por los puertos de Zárate, Paranaguá, Santos, Río de Janeiro, Tenerife y Hamburgo.

El contenedor fue sometido a escáner, sin indicios sobre la cocaína hallada en Amberes. Las hipótesis son dos: una es que el contenedor haya sido “contaminado” en alta mar y la otra es que eso haya sucedido en alguno de los otros puertos.

No es el primero, ni será el último, contenedor que sale de Uruguay con mercadería y que al llegar a Europa se le encuentra cocaína.

¿Qué pasa? ¿Por qué se está dando esto pese a contar con escáneres? ¿Qué tanto vale la droga actualmente? De eso vamos a haber en este Que Alguien lo Explique.

La producción, las incautaciones y el consumo mundiales de cocaína se encuentran en niveles récord. Esto en parte se debe a la prohibición de las drogas, como la cocaína. Cuando un producto es difícil de conseguir, su precio tiende a subir.  Producir cocaína es barato y deja una rentabilidad enorme a los narcotraficantes.

Para ponerlo en cifras en Estados Unidos, un kilo de cocaína puesto en puerto tiene un valor promedio de 30.000 dólares, mientras que en Europa alcanza entre 40.500 y 45.000 dólares promedio (en Suiza y Luxemburgo puede llegar a más de US$ 50.000 y hasta US$ 73.000 en Finlandia). Pero en Asia y Australia es más alto todavía, en Hong Kong, un kilo alcanza a 65.000 dólares y en Australia puede superar los 250.000 dólares.

Así que podemos estimar que el cargamento que salió desde Uruguay en contenedores de arroz y fue detectado en Amberes tenía un valor de entre US$ 15 millones y US$ 17 millones.

Pero, el negocio del narcotráfico ha cambiado con el tiempo. Atrás quedó el manejo del cártel de Medellín, liderado por Pablo Escobar y del cártel de Cali, liderado por los hermanos de los Rodríguez Orejuela. Aquellos cárteles colombianos tenían una integración vertical, es decir se dedicaban a cada aspecto de la cadena: desde la producción, distribución, logística, hasta llegar al consumidor.

También integraban la parte de lavar el dinero obtenido, es decir, hacer ingresar al circuito legal las ganancias que obtenían por el narcotráfico. Basta pensar que los líderes del cártel de Cali eran dueños de bancos en Panamá y Colombia y cadenas de farmacias en Colombia, además de ser propietarios del club América de Cali.

Actualmente, los grandes grupos como pueden ser el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación en México o el Primer Comando de la Capital (PCC) en Brasil, se encargan de una parte del negocio de drogas, pero tercerizan otras: por ejemplo los químicos que se encargan de enmascarar la cocaína, los grupos que se encargan del acopio y la logística para llevar la droga a Europa o aquellos que se encargan del lavado.

Esto facilita su operativa. Si se intercepta un cargamento, como el detectado ayer en Amberes, rastrear al beneficiario final es difícil. Pero, además, esta especialización, lleva a que cada parte de la cadena sea más eficiente: desde técnicas de agricultura de precisión para mejorar el rendimiento de  los cultivos de coca, hasta la utilización de buzos en alta mar, submarinos y otras formas de llegar a distribuir la droga.

¿Cómo opera en Uruguay?

Uruguay no es un país productor de coca, pero en las últimas décadas pasó a ser un centro de distribución y más recientemente en centro de acopio y distribución, con estructuras locales que dan apoyo en esas áreas a organizaciones internacionales como el clan Marset o el Primer Comando de la Capital.

El Río de la Plata, con sus zonas de fondeo y alijo para buques puede ser el lugar para cargar la droga con destino a Europa. La concentración de buques, la cercanía a la costa y las limitaciones de control simultáneo crean condiciones para el tráfico marítimo de drogas.

La carencia de un Sistema de Tráfico de vigilancia costera facilita la posibilidad de contaminación de cargamentos que salen del puerto de Montevideo.

¿Qué métodos utiliza el narcotráfico a nivel marítimo?

Gancho ciego

Aquí el narcotráfico privilegia cargas perecederas o de tránsito rápido, lo que reduce la posibilidad de controles a los contenedores. Su eficacia está en la capacidad de introducir droga en contenedores legítimos sin el conocimiento de los exportadores o importadores.

Muchas veces, la dinámica de esta maniobra suele implicar la complicidad de personal portuario o de tránsito y se realiza con técnicas destinadas a minimizar la evidencia de manipulación.

El contenedor es abierto en condiciones controladas, habitualmente durante la noche o en áreas del puerto con baja supervisión, se rompe el precinto original del contenedor, se introduce la droga y finalmente se coloca un nuevo precinto clonado.

La fase final del proceso se desarrolla en el puerto de destino, cuando otros miembros de la organización se encargan de abrir el contenedor antes de que pase la aduana, retiran la droga y restituyen el precinto adulterado, manteniendo la apariencia de integridad del cargamento.

Dropon / drop off

Esta modalidad es muy utilizada porque es una forma de contaminación más sencilla que esconder la droga dentro de los contenedores. El procedimiento se desarrolla habitualmente en alta mar o en zonas establecidas para maniobras logísticas.

Una embarcación menor transporta la droga hasta alcanzar al buque objetivo en alta mar. Una vez amadrinado al mismo, los bultos con droga son izados y ocultados dentro del buque, sin necesidad de que este modifique su itinerario ni genere movimientos sospechosos en puerto.

La operación inversa tiene lugar al llegar a destino, la droga es arrojada desde del buque y transferida nuevamente a embarcaciones menores mediante la misma técnica de aproximación, o las bolsas son arrojadas al mar con dispositivos GPS incorporados, lo que permite a quienes deben recogerlas localizarlas con precisión.

“Parásito”

Otra modalidad utilizada, más sofisticada y probablemente más difícil de detectar, consiste en adosar cilindros metálicos en la obra viva del buque, es decir, por debajo de la línea de flotación. Esos cilindros, llamados parásitos, se adosan al casco mediante soldaduras en zonas de difícil acceso o visibilidad, como las cajas de mar o la tobera de la hélice.

Para llevar a cabo esta operativa es necesario el trabajo de buzos profesionales, tanto en el puerto donde se realiza la maniobra como en el puerto de destino del cargamento.

La ventaja de esta modalidad para las organizaciones criminales es que puede no requerir la connivencia de ningún tripulante del buque y que evade todos los controles portuarios.

Narcosubmarinos

Luego están los narcosubmarinos. En julio, Ben Maenu’u pescaba cerca de las Islas Salomón cuando avistó una embarcación abandonada de 25 metros que se había utilizado para transportar cocaína bajo el agua. Estos son sorprendentemente comunes: se han incautado unos 240 en las últimas dos décadas. La cifra ha aumentado drásticamente desde 2018, según InSightCrime, una organización de investigación criminal.

La infiltración del narcotráfico en la cadena logística marítima genera múltiples riesgos, impacto económico y reputacional para navieras y exportadores. El informe de la Organización Mundial de Aduanas confirma que el factor humano es hoy el principal punto crítico de las cadenas de suministro, dado que más de dos tercios de las incautaciones analizadas implicaron la participación de conspiradores internos.

 

Fuentes utilizadas para esta columna: Monitor de Seguridad de Ceres “Cómo opera el narco en el mar uruguayo”, artículo “Thetraffickers are winningthewarondrugs” de TheEconomist, libro “En la boca del lobo: La historia jamás contada del hombre que derrotó al cartel de Cali”, de William C. Rempel y WorldDrugReport 2025 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.