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Punto Global con Ignacio Martirené en Punto de Encuentro
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, dijo este martes que su país «apenas ha comenzado» los ataques contra embarcaciones de presuntos narcotraficantes en el Caribe y el Pacífico.
Los ataques, iniciados en setiembre, en el marco de la operación “Lanza del Sur”, ya han dejado más de 80 muertos y sus críticos afirman que equivalen a ejecuciones extrajudiciales incluso si apuntan contra criminales.
«Apenas hemos comenzado a atacar barcos narco y a enviar a los narcoterroristas al fondo del océano porque han estado envenenando al pueblo estadounidense», dijo Hegseth durante una reunión de gabinete.
Hegseth y el gobierno del presidente Donald Trump son objeto de críticas en particular porque las fuerzas estadounidenses hicieron un segundo ataque contra una supuesta narcolancha para eliminar a sobrevivientes que no habían sido eliminados en un primer ataque.
Tanto la Casa Blanca como el Pentágono aseguran que Hegseth no tuvo que ver con esa decisión, que según legisladores podría suponer un crimen de guerra, y responsabilizan al almirante que supervisó la operación, al que respaldan.
Hegseth afirmó el martes que no vio personalmente a ningún sobreviviente del ataque inicial de las fuerzas estadounidenses.
Este mismo martes más temprano, la secretaria de prensa del Pentágono, insistió en que los ataques son legales.
Las operaciones «son legales tanto bajo la ley estadounidense como bajo la ley internacional, con todas las acciones en cumplimiento del derecho de conflictos armados», dijo en conferencia de prensa.
El lunes, la Casa Blanca informó que el almirante que lidera el Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos ordenó ese ataque de seguimiento contra una presunta embarcación narcotraficante, al defender la decisión de atacar a los sobrevivientes del bombardeo inicial.
Los dos ataques tuvieron lugar el 2 de setiembre y comenzaron una campaña de Estados Unidos en el Caribe.
Los medios estadounidenses informaron la semana pasada que un ataque inicial dejó a dos personas con vida, quienes fueron asesinadas en un ataque posterior para cumplir una orden de Hegseth.
Trump anunció en ese momento que 11 presuntos «narcoterroristas» murieron en «un ataque». El mandatario ha desplegado una flotilla en el Caribe con el argumento de combatir el narcotráfico.
Las tensiones regionales se han intensificado como resultado de los ataques, con el líder de Venezuela, Nicolás Maduro, acusando a Washington de usar el narcotráfico como pretexto para tratar de derrocarlo.
Maduro, cuya reelección el año pasado fue rechazada por Washington como fraudulenta, insiste en que no hay producción de drogas en Venezuela, país que, según él, se utiliza como ruta de tráfico para la cocaína colombiana en contra de su voluntad.
LLAMADA DE TRUMP A MADURO
El presidente estadounidense Donald Trump confirmó el domingo que habló recientemente por teléfono con el mandatario venezolano Nicolás Maduro, quien denunció la preparación de una «agresión» por parte de Estados Unidos.
Según el Miami Herald, durante la llamada telefónica Trump exigió a Maduro abandonar el país de inmediato bajo la amenaza de una inminente expansión de las operaciones militares estadounidenses.
Washington habría ofrecido a Maduro y a su familia un salvoconducto, asilo en un tercer país e inmunidad frente a cargos federales, pero las negociaciones se estancaron cuando el régimen venezolano solicitó retener el control de las fuerzas armadas y una amnistía global.
Washington insistió en la renuncia inmediata de Maduro, una condición que Caracas rehusó.
En todas las últimas apariciones públicas de Maduro, ha pedido a Estados Unidos evitar una escalada pero ha advertido que el país se preparó para defenderse de una agresión.
Trump anunció que las acciones militares de EEUU, hasta ahora enfocadas en operaciones marítimas contra supuestas narcolanchas, se expandirían «muy pronto» a operaciones terrestres para desarticular las redes de narcotráfico en territorio venezolano.
ESPACIO AÉREO VENEZOLANO
Venezuela informó el martes que reautorizó los vuelos de Estados Unidos para deportar migrantes, días después de haberlos suspendido por la advertencia del presidente Donald Trump del «cierre total» del espacio aéreo venezolano.
La llegada de aviones estadounidenses con indocumentados venezolanos se mantuvo regularmente pese a la tensión entre ambos países por el despliegue militar de Trump en el Caribe.
Trump reunió este lunes a su Consejo de Seguridad Nacional para hablar sobre Venezuela, anunció la Casa Blanca en medio de la crisis actual entre Washington y Caracas.
Estados Unidos movilizó al Caribe el portaviones más grande del mundo, junto a otros buques de guerra, aviones caza y miles de tropas. El despliegue, asegura, forma parte de operaciones contra el narcotráfico, aunque el presidente Nicolás Maduro afirma que el objetivo es su derrocamiento.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, no respondió si Trump tomó una decisión final sobre una posible intervención estadounidense.
Leavitt también se negó a descartar la posibilidad de un despliegue de tropas estadounidenses en suelo venezolano y mantuvo la ambigüedad de la Casa Blanca sobre el asunto. «Hay opciones disponibles para el presidente, y dejaré que él se exprese sobre ellas», declaró.
Maduro encabezó por su parte una marcha al inicio de la semana que reunió a miles de militantes, que portaban banderas venezolanas y camisetas rojas del partido de gobierno.



