En donde la cantante murió, levantaron un santuario. Ahora está inundado y en medio de una disputa familiar. ¿Por qué se convirtió en un ícono?Se hizo llamar “Gilda” porque a su mamá no le permitieron inscribirla con ese nombre al nacer. O que en realidad lo eligió ella, cuando decidió cantar cumbia, en honor al papel que interpretó Rita Hayworth en un filme estrenado en 1946.Un día de 1988 Miriam Alejandra Bianchi vio un aviso publicado en un diario que pedía vocalistas para un grupo tropical. No: que a principios de la década del noventa se cruzó en el colectivo con un amor de la adolescencia, Juan Carlos “Toti” Giménez, y que él le propuso sumarla al mundillo tropical.Intuyó su muerte y que por eso encontraron un caset con el título No es mi despedida tirado al lado del micro en el que murió, que ése fue un aviso y un legado. Tampoco: que esa cinta había sido grabada unas semanas antes para tres fans de Bolivia .

De Miriam devenida Gilda hay muchas teorías. Y hay, también, un tendal de fieles que levantaron altares en su nombre. El santuario oficial está en el kilómetro 129 de la Ruta 12, en Entre Ríos. Ahí se produjo el choque que mató a Gilda, a parte de su famlia y de su staff. Ese lugar suele inundarse, pero el agua lo terminó de tapar hace ocho meses, después del desborde de los ríos en el Litoral. Hoy es inaccesible.gilda 1

“Gilda, te pido por la salud de mi madrina”; “Gilda, ayúdale a mi hermano José”; “Gracias Gilda. María y Eduardo”. Estas son sólo tres de las cientos de inscripciones que fueron dejando sus seguidoress en el guardarrail, a la vera de la ruta. El colectivo en el que viajaba la cantante y su grupo está a unos cincuenta metros, campo adentro, junto a la casita de material donde los fanáticos encendían velas, dejaban rosarios, joyas y vestidos de novia. Como hasta ahí no se puede llegar, alguien hizo un pequeño altar fuera del predio.“Ese lugar estuvo más años inundado que seco. Ahí no hay paz. Yo sé que es por Gil. Gil no quiere que Carlos Masa esté a cargo del lugar”, dice Nancy Vizcarra, primera integrante del primer fans club de Gilda, que tenía tres miembros: ella, su hermana Andrea y la misma cantante. Se llama “Las únicas”. Carlos Masa es un mecánico que, ante los medios, se adjudicó la creación del santuario. Llegó a decir, por ejemplo, que en sus sueños recibió la orden de Gilda para que lo levantara. Es tío de Nancy, pero con ella no hablan desde el año 1997. “No fui más al santuario y estamos muy peleados con Masa porque él explota comercialmente el lugar”, explica Nancy.

¿Por qué Gilda se convirtió en un ícono para sus seguidores? Edwin Manrique, percusionista de la banda original, cree que su éxito se debe a la cercanía que tenía con su público. “A muchos fans les daba el número de teléfono de su casa. Gilda llegaba de los bailes a las ocho de la mañana y ya le sonaba el teléfono. Muchos de los que la llamaban querían saber si era cierto que ése era su número. Otros, directamente, querían contarle sus dramas. Y ella los esuchaba”, dice Manrique a Viva.

Hubo muchos promeseros. Gente que le pidió trabajo, le encomendó la resolución de un problema grave o tener un hijo porque no lograba un embarazo. El doce de octubre de 1998, Tomás Vallejo y Alicia Vitalevi, peluqueros, se casaron en el santuario. Ella lució una corona de flores y un vestido violeta: igual que la tapa del disco Corazón Valientegilda dentro 2

Muchos le atribuyen a Gilda la cura de enfermedades graves o raras o crónicas. Es fácil encontrar a quienes van a pedirle alivio. Es complicado dar con alguien que haya sido sanado. Nancy Vizcarra descree de este poder sanador y dice que fue un poco por su culpa. “Resulta que un año después de su muerte, Crónica me hizo una nota en el santuario. Me preguntaron cómo era Gil y yo les dije que era una santa, pero así… como que era buenita y bueno… metí la pata”, admite Nancy. Pero de algo no duda y es una anécdota en vida: “Yo alquilaba, me costaba mucho comprarme una casa. Gil me decía, siempre ‘Vos tenés que tener tu casita, Nancy’. Entonces cada vez que salíamos a dar una vuelta, ella me compraba un Telekino”.