Al tratarse de un día especial, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus este jueves 8 de diciembre con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.
Antes de rezar con miles de personas que se congregaron en la Plaza de San Pedro, Francisco recordó que Jesús ha nacido de María, quien no ha conocido el pecado, e invitó a dar un «sì» incondicional a Dios porque si no se cierra “la puerta al bien”.
Como es habitual, el Papa comentó las lecturas de la liturgia del día que “presentan dos pasajes cruciales en la historia de las relaciones entre el hombre y Dios: podemos decir que nos conducen a los orígenes del bien y del mal”.
Por un lado, “el Génesis nos muestra el ‘no’ de los orígenes, cuando el hombre ha preferido mirarse a sí mismo más que a su Creador, ha querido hacerlo todo según él, ha elegido ser autosuficiente”.
Así “saliendo de la comunión con Dios, se ha perdido y ha comenzado a tener miedo, a esconderse y a acusar a quien le estaba cerca”. “Esto hace el pecado”, aseguró.
Sin embargo, “el Señor no deja al hombre abandonado en su mal” sino que “rápidamente lo busca y le dirige una pregunta llena de aprensión: ‘¿dónde estás’?”. “Es la pregunta de un padre y una madre que buscan a su hijo perdido”, dijo. Francisco recordó que esto “el Señor lo hace con mucha paciencia”
“El segundo pasaje crucial, narrado hoy en el Evangelio, es cuando Dios viene a habitar entre nosotros, se hace hombre como nosotros” y “esto se ha hecho posible por medio de un gran ‘sí’, el de María en el momento de la Anunciación”.
“Por eso Jesús ha comenzado su camino sobre los senderos de la humanidad; lo ha comenzado en María, transcurriendo los primeros meses de vida en el vientre de la madre: no ha aparecido ya adulto y fuerte, sino que ha seguido todo el recorrido de un ser humano”.
Por tanto, “se ha hecho en todo igual a nosotros, menos en una cosa: el pecado”. “Por eso ha elegido a María, la única criatura sin pecado, inmaculada”.
Francisco explicó que María es la “llena de gracia” y esto quiere decir que “en Ella no hay espacio para el pecado”.
“Su sí es un ‘sí’ pleno, sin condiciones. Y como el ‘no’ de los orígenes había cerrado el paso del hombre a Dios, ahora el ‘sí’ de María ha abierto el camino a Dios entre nosotros”.
“Es el ‘sí’ más importante de la historia, el ‘sí’ humilde que derrota el ‘no’ del soberbio de los orígenes, el ‘sí’ fiel que sana la desobediencia”.
El Pontífice explicó a los fieles que “también para cada uno de nosotros hay una historia de salvación hecha de un ‘sí’ y de un ‘no’ a Dios”.
“A veces somos expertos en decir a medias ‘sí’: somos buenos en hacer como si no entendiésemos bien lo que Dios quiere y lo que nos sugiere”.
“Somos también astutos –continuó– para no decir un ‘no’ verdadero y a Dios le decimos: ‘no puedo’; ‘no hoy, sino mañana’; ‘mañana será mejor, mañana rezaré, mañana haré el bien, mañana’”.
“Así cerramos la puerta al bien, y el mal aprovecha de esta falta de decir ‘sí’”.
Por el contrario, “cada ‘sí lleno de Dios da origen a una nueva historia: decir ‘sí’ a Dios es verdaderamente ‘original’, no el pecado, que nos hace viejos por dentro”.
“Cada ‘sí’ a Dios origina historias de salvación para nosotros y para los demás”, añadió el Papa.
Francisco concluyó afirmando que “en este camino de Adviento, Dios desea visitarnos y atiende nuestro ‘sí’, con el cual decimos: ‘Creo en Ti, espero en Ti, Te amo; que se haga en Ti mi voluntad de bien’”.