Maíz y girasol son los más populares de la góndola. El de oliva goza de una gran reputación. La heladera ofrece otras opciones, como la margarina o la manteca. La variedad de grasas para cocinar o condimentar es amplia, por eso a la hora de elegir es bueno conocer las propiedades de cada uno.
Desde hace tiempo, las grasas están sentadas en el banquillo de los acusados: se les adjudica gran parte de la responsabilidad en la epidemia de sobrepeso y obesidad que afectan a la población, además de otras enfermedades. No obstante, es necesario incluir grasas saludables en la dieta. “Los aceites más saludables son los que están compuestos en gran medida por ácidos grasos monoinsaturados”, afirma Schraier.
Los aceites vegetales son uno de los más elegidos por los argentinos para cocinar por sus propiedades. Se obtienen a partir de semillas, frutos secos, legumbres y frutas y tienen grasas insaturadas que benefician al organismo. El consumo en cantidades adecuadas es clave.
- Aceite de Girasol: posee ácido linoleico de la serie omega 6 y contiene vitamina E, que ayudan a regular el organismo y a mejorar la asimilación de algunos nutrientes. Sólo se aconseja una pequeña cantidad diaria.
- Aceite de Maíz: es otra buena fuente de ácidos omega 6, que el cuerpo no genera y son muy importantes para el correcto funcionamiento del organismo. Los alimentos ricos en omega 6 sirven para proteger la salud cardiovascular pero, si se consumen en exceso, son perjudiciales.
- Aceite de Oliva: contiene el ácido graso monoinsaturado llamado oleico. Es el más saludable para ensaladas y para cocinar todo tipo de alimentos. Colabora en la buena salud del sistema circulatorio. Se aconseja elegir el que es 100% extra virgen ya que no ha sido sometido a refinamientos y conserva al máximo todas sus propiedades.
- Aceite de Uva: se obtiene de la semilla (pepita) de uva. También aporta ácidos grasos omega 6. Era de los más aconsejados por los nutricionistas por los beneficios para el corazón.
- Margarina: compuesta por aceites que se someten a un proceso de hidrogenación que puede enriquecerla en ácidos grasos trans, contraindicados para la salud cardiovascular. Se sugiere evitarla o reemplazarla por una pequeñísima cantidad de manteca.
- Aceite de Soja: se aconseja su consumo en pequeña cantidad para prevenir enfermedades coronarias o vasculares. Tiene demasiados ácidos grasos poliinsaturados, lo que lo convierte en un aceite con mayor grado de oxidación y que genera olores en la cocción; se recomienda usarlo sólo crudo. ¡Importante! No confundirlo con la salsa de soja, que contiene mucha cantidad de sodio.
- Aceite de Canola: contiene ácido oleico (monoinsaturado) como el aceite de oliva, pero a diferencia de éste, que posee sabor a aceitunas, tiene un sabor neutro. Tiene efectos protectores para la salud cardíaca. Es también fuente de ácidos grasos omega 6, que colaboran en el crecimiento y desarrollo del cerebro humano.