Muchas personas se van de vacaciones para descansar, para alejarse de las preocupaciones, de los problemas, de las tensiones y disfrutar del paisaje y de la naturaleza. Quizás, antes de viajar se cuidaron y bajaron de peso pensando en que el traje de baño luciera mejor y sienten la presión de los cuidados.
Este artículo les ofrece recursos para que los cuidados no sean tediosos y para que puedan volver después de este período con el mismo peso o, incluso, un poco menos.
Lo estético es muy importante porque nos hace sentir más lindos y eso favorece el bienestar. Pero la salud es más que eso. Y la elección de lo que llevamos a la boca es el primer eslabón de nuestra salud.
Recursos anti-kilos
- Programá tus días y trabajá con tu mente, con tus pensamientos. Si te dicen: “Probá ¿qué te va a ser una porción?», tené en cuenta que eso que te están ofreciendo, que están minimizando para vos es una DROGA, es ADICTIVO y te llevará a no frenar el impulso de comer.
- Pesate ni bien llegues al sitio donde vas a habitar durante tus vacaciones, en una misma balanza, con la misma ropa y a la misma hora. No te desmoralices si registrás diferencias significativas con la que habitualmente te pesás. No todas las balanzas dan los mismos resultados, de ahí la importancia que tomes como referencia el primer día en el cual llegas.
- No estés todo el día tirado en la arena. Aprovechá la playa para caminar a paso vivo cerca del agua, jugar al vóley, a la pelota, o algún deporte que te ayude a distraerte.
- Aprendé a elegir con quienes relacionarte, con el propósito de que no le ganen a tus convicciones.
- Decidí vos que llevar a tu boca y no le transfieras la responsabilidad a los demás, ni tampoco pienses en que tienen la obligación de cuidarte.
- Hacete cargo de cada acción que decidas realizar. Si hay facturas, cosas que te tientan, sabes muy bien que no podrás comer una, que te estimularán tus papilas gustativas y que postergarás la decisión de realizar algunos cuidados que te permitan volver a tus actividades con el mismo peso o mucho mejor, bajar un poco.
- No seas conformista pensando que luego de tus vacaciones volverás a la dieta. Tal vez ese día llegue después de un período de tiempo muy largo y que te lleve al círculo de la falta de cuidados. Es cuestión de programar tu mente con frases que te ayuden a ser fuerte: “voy a cuidar mi mente y mi cuerpo”, “el placer durará unos instantes y luego vendrá el sentimiento de fracaso”, “los cuidados me ayudarán a mejorar mi vida”, “la comida saludable me ayudará a no sentirme frustrado luego de mis vacaciones”, “mi mente es más poderosa que la comida insana. Puedo decidir y sentirme feliz que la vencí”.
- Tomá mucho líquido, mínimo dos litros por día, sobre todo agua potable o mineral. Ante la duda deberás hervirla. Otras bebidas: infusiones con cáscaras de limón, naranja, hojas de menta, sin el agregado de azúcar o edulcorante, cubitos con estas bebidas, entre otras. No elijas las light que tienen edulcorantes y que pueden provocarte ansiedad y que no puedas frenar las compulsiones por las cosas dulces.
- Lavate las manos con agua y jabón antes de ingerir un alimento. Llevá a la playa alimentos y bebidas que te favorezcan la saciedad: choclos, un puñadito de frutas secas, banana no madura, 1 huevo duro, fetas de jamón cocido (libre de aditivos y conservantes, bajo en grasa), fetas de queso de máquina, frutas frescas, verduras crudas (zanahoria, tomates cherry, pepino, hinojo, rabanitos). Cuidá la temperatura de los alimentos. Para ello, colocalos en una heladera térmica con mucho hielo para que no se alteren los caracteres organolépticos ( gusto, sabor, aroma, textura, color). Es indispensable que tus alimentos se conserven en un lugar fresco, lejos de la luz y el calor y en donde haya corriente de aire fresco.
- No exageres el consumo de la sal pensando que podés tener baja presión. La idea es que no dejes de hidratarte y comer algo siempre y cuando tu cuerpo te lo pida.
Me estoy cuidando: ¿qué como en la playa?
- Ensalada de repollo, tomate, ají morrón, pepino. Agregar choclo o arroz integral o papa o batata hervidas, o con trigo burgol o con quinoa, o con legumbres (lentejas, garbanzos, porotos, etc.).
- Salpicón de pollo o atún al natural.
- Ensalada agridulce con vegetales crudos, frutas de estación y un huevo duro.
- Sándwich de pan integral (sin tostar y que en los ingredientes no figure azúcar) con 1 feta de queso 1 de jamón serrano y verduras.
- Tortilla de espinaca o acelga (lavar la espinaca o la acelga hoja por hoja, escurrir y picar, mezclar con cebolla y ají picados, agregar un huevo y dos claras, condimentos y recién ahí cocinar.
- Omelet de arvejas: un huevo, dos claras, ½ lata de arvejas. Colocar en una sartén previamente untada con aceite extrayéndole el excedente con servilleta de papel blanco, cocinar de un lado y del otro. Agregar en el centro una feta de queso o de jamón cocido serrano.
- Fetas de lomito cocidas con ensalada variada.
Evitá las pastas altamente fermentativas. Son muy inflamatorias como el resto de las harinas.
Condimentá tus ensaladas con este aderezo: en una licuadora, coloca tomate, cebolla, ají morrón, ajo picado, mucho vinagre, condimentos (evitá la sal o ponele poca). Licuá y llevalo a la heladera en un recipiente de vidrio con tapa. A la playa llevá la cantidad que vas a utilizar en recipiente hermético y le agregás 1 cucharadita de las de té de aceite.
No te obsesiones cuando no podés controlarte, no te critiques. Si te saliste del plan, es tiempo de que retomes tu camino pensando en tu salud. Será la mejor elección para que luego de tus vacaciones no sientas frustración y se turbe tu mente. En la medida en que realices cambios, aunque sean pequeños, te vas a acercar cada vez más al éxito que te propongas.