Con una panza de ocho meses a cuestas y abandonada por el padre de la beba que estaba a punto de parir, María tomo su teléfono celular, buscó señal de Internet y escribió en Google: “Quiero dar en adopción”. En segundos, la frase la llevó a una página web y a una catarata de parejas que querían quedarse con su hija, algunas incluso ofreciendo dinero.

 

María eligió a una pareja, se contactó con el matrimonio por mail, los conoció en un bar, parió, y les entregó su beba. Pero luego se arrepintió y tuvo que recuperarla por vía de una causa judicial en la que ella misma terminó imputada. Su caso puede parecer atípico, pero no lo es: en los últimos meses el fenómeno de las páginas web o de Facebook donde se ofrecen y piden bebés floreció en la Argentina.

“La mal llamada adopción directa es ilegal en nuestro país. Siempre, sin excepciones. La única manera correcta de adoptar a un hijo es anotándose en los registros que hay en cada provincia o en Capital Federal y que están centralizados en la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA)”, explica a Clarín Yael Bendel, secretaria nacional de Niñez, Adolescencia y Familia.

Apenas la semana pasada, desde la Secretaría denunciaron la existencia una página de Facebook “a través de la cual se pondrían en contacto personas que ofrecerían entregar a sus hijos a personas que desearían adoptar un niño en el marco de situaciones y condiciones irregulares que bien podrían esconder la comisión de gravísimos delitos en perjuicio de niñas y niños”. La presentación entró para sorteo en la Cámara del Crimen y terminó radicada en el Juzgado de Instrucción N° 6 de la Capital Federal.

 

“Hola, busco con desesperación alguien que quiera dar a su BB por diferentes motivos de la vida. Por favor, hace dos años por un problema en el parto me extirparon el útero y no puedo tener más hijos. Si alguien sabe o quiere dar a su BB espero su mensaje con muchas ilusiones ya que tengo todos los requisitos para darle amor, educación y un buen pasar económico”, se lee en uno de los posteos de esa página, cuyo nombre no deja espacio a ninguna confusión: se llama “Quiero dar a mi bebe en adopción – Argentina”.

El dibujo de una cigüeña cruzando el cielo con un bebé colgando de su pico. Esa es la imagen que recibe a todo quien entra a esta página de Facebook. Los testimonios, abiertos a la lectura pública, no son tan naif como la ilustración. “Hola ¿alguien quiere adoptar? Estoy embarazada”, se lee en un post de mediados del año pasado. Las propuestas no tardan : “Hola ¿de cuánto estás?”, pregunta casi de inmediato una mujer. “¿De dónde sos? Un número para hablar”, propone otra.

El mantra de los postulantes a quedarse con los bebés que se ofrecen por la web es simple: “Tengo mucho amor para dar”. A partir de esa frase se desgranan historias de embarazos fallidos o inseminaciones que no llegaron a buen puerto. En general de uno y otro lado se percibe miedo y desesperación.

Desde otra página, más enfocada a un público latinoamericano y con un perfil religioso (“No lo mates, dámelo a mí”), los intercambios se hacen cruzando fronteras. Al lado de cada posteo se ve una prolija banderita del país desde donde cada persona manda su mensaje.

“Doy a mi bebé a cambio de ayuda económica argentina”, se titula un posteo de otra página regional subido a la red el último 13 de enero. “Hola, estoy embarazada de 3 semanas y no puedo tenerlo ya que tengo otro bebé”, explica luego la ofertante. Y va al grano: “Pido dinero a cambio del bebé, ya que acá nadie regala un bebé. No es vender, sino ayuda para que yo pueda seguir adelante con mi otro hijo. Gracias. Soy de Argentina, Entre Ríos”, explica. Y luego se enoja porque nadie le hace una oferta: “¿¿¿¿A nadie le interesa mi bebé???”, protesta, sólo para recibir una contestación dura: “A lo mejor no es que no les interese el bebé, tal vez pides mucho dinero”.

Para la reconocida psicóloga y especialista Eva Giberti, el tema de las adopciones ilegales vía Internet es reciente. “Fue algo que los pacientes comenzaron a traer a mi consultorio recién el año pasado. Por ellos me llegó la noticia de que estos sitios ya estaban operando en la Argentina, porque en el mundo ya existen hace rato”, le cuenta a Clarín.

Aunque en la mayoría de los chats de las diferentes páginas no se suele hacer referencia públicas a “pagos” (una vez concretado el primer contacto, todo sigue en privado por mail o teléfono), para Giberti no cabe duda de la mala fe de estas páginas. “Siempre, siempre hay un intermediario detrás. Es un negocio, un negocio maldito”, sintetiza. Según ella, un bebé puede llegar a pagarse 30.000 dólares cuando los compradores lo anotan directamente como propio ya desde el hospital.

“Algunas cosas han mejorado, pero aun así las adopciones tardan mucho tiempo, años incluso, y hay gente muy desesperada, muy angustiada que cree que ‘tener mucho amor para dar’ lo justifica todo”, concluye Giberti.

Uno de los métodos más comunes para esquivar los procesos legales de adopción es anotar al recién nacido como hijo de su madre biológica y del varón de la pareja que se lo va a quedar, que le da su apellido desde el primer momento.

“El hombre de la pareja que quiere adoptar ilegalmente procede a reconocer al niño como si fuera biológicamente suyo. Por eso incurre en un delito penal de sustitución de identidad. Al tiempo, su esposa alega que su marido tuvo un desliz pero que su relación con la mamá del nene/a es genial. Así inicia la llamada adopción de integración, que es la adopción por parte del cónyuge o pareja que ‘reconoció’ al bebé. Estas suelen ser adopciones más sencillas, porque acá se parte del vínculo previo entre el supuesto ‘padre’ y su pareja”, grafica a Clarín Marisa Herrera, investigadora del CONICET y especialista en Derecho de Familia.

Herrera es contundente respecto del fenomeno de los “adoptantes web”: “Hay que desalentar este tipo de páginas que solo muestran un fuerte grado de desesperación (un tanto egoísta). El deseo de un bebé ‘a cualquier costo’ encierra riesgos. Entre ellos, que la madre finalmente se arrepienta de entregarlo . Quienes recurren a estas vías por fuera de la ley saben que corren riesgos y lo saben porque no desconocen que están haciendo algo ilegal”, explica.

Se sabe: ya todo está inventado. Pero cuando lo que se ofrece al mejor postor es un bebé, los riesgos de las transgresiones son demasiado altos. Un ejemplo extremo: luego de analizar 5.029 posteos en un lapso de más de cinco años, la agencia de noticias Reuters reveló en 2013 que numerosas familias de Estados Unidos que habían realizado adopciones internacionales (de nenes latinomericanos, africanos, asiáticos en general y chinos y rusos en particular) los estaban ofreciendo en Internet en una especie de reventa. El motivo: se habían cansado de ellos y querían sacárselos de encima.

 

FUENTE:CLARIN