La mecanización del ordeñe, garantizando la higiene de la leche desde la ubre al tanque de frío, así como el respeto por el bienestar animal para reducir el estrés causado por la intensificación productiva actual —se le exige a cada animal una mayor producción—, son puntales básicos en la lechería moderna.
La robotización de algunas tareas dentro del tambo juega un papel fundamental cuando falta mano de obra especializada en la lechería y principalmente, cuando el costo de la mano de obra es creciente.
La lechería uruguaya mantiene un alto grado de intensificación y la robótica llegó para quedarse, pues ya se están adoptando sistemas que hacen punta en el mundo, donde esa robotización abarca desde el amamantamiento de la ternera, el ordeñe, la administración automática del acceso a la pastura y el aparte de animales, sea por problemas sanitarios o porque están en celo y hay que inseminarlos.
Ahora ya está en marcha en Soriano el primer proyecto de un tambo totalmente robotizado y a partir del año que viene, una vez que esté funcionando, abrirá las puertas a estudiantes, asesores, productores y grupos CREA, para mostrar la tecnología empleada y las ventajas de la robotización.
«La preocupación por el bienestar animal nos llevó a desarrollar el concepto de libre tránsito de la vaca en el que se basa el sistema de ordeñe automatizado que impulsamos y que resulta ser la forma más natural posible de ordeñar», aseguró a El País Annejan Busman, gerente de la empresa holandesa Lely, radicada en Uruguay desde febrero de este año. La compañía se dedica al desarrollo de robots de ordeñe desde 1992 y está presente en más de 60 países, con una facturación de 620 millones de euros.
Más allá del emprendimiento de Soriano, hay otros emprendimientos en camino que están apostando a esta tecnología, tanto a nivel de lechería pastoril, como con estabulación del ganado.
Busman explicó que «el concepto de ordeñe natural y libre tráfico de las vacas no sólo afecta la libertad del animal para comer, sino también al bienestar de la vaca y al nivel de confort durante el ordeñe».
La vaca es un animal sociable, no le gustan los obstáculos y el robot que impulsa esta empresa (Astronaut) ofrece «un acceso libre de obstáculos que facilita la organización de los turnos de ordeño de las vacas. El resultado es un incremento en el número de veces que la vaca acude al ordeñe y en el volumen de leche obtenida», indicó. Como animal sociable, la vaca se maneja en grupos (rodeos) y la estructura abierta de los cubículos del sistema impulsado en este emprendimiento, garantiza que nunca pierda de vista al grupo.
«La interacción natural evita el estrés durante el ordeñe, y una vaca sana y relajada es una vaca productiva. La leche baja con más facilidad y el ordeñe es más fácil, lo cual aumenta la producción», explicó Busman.
Las investigaciones de Lely demuestran que el tiempo de ordeñe por vaca se reduce en un 4% en el caso de los robots Astronaut de libre acceso, en comparación con los modelos anteriores que no tenían ruta en línea recta.
La gran diferencia entre un tambo robotizado y los tambos tradicionales es que en el primero se hacen tres ordeñes por día, lo que significa un aumento de 10% en la producción diaria con menos mano de obra (1,4 empleados). «El robot, además, aporta mucha información sobre la vaca (celo, sanidad, rumia, peso, porcentaje de grasa y proteína y algunos puntos importantes en la detección temprana de la mastitis)», explicó el gerente de Lely Uruguay.
En el caso del tambo de Soriano totalmente robotizado, el sistema irá desde el nacimiento del ternero hasta el ordeñe, lo que aporta «mucha información sobre el animal», dijo el experto de Holanda.
A su vez, una mejor crianza de la ternera logrará un animal que se inseminará y comenzará a producir lo antes posible. «La gran ventaja es una mayor rentabilidad en el tambo con mayor información de cada vaca», aseguró el gerente de Lely Uruguay. En el emprendimiento de Soriano que se está construyendo son tres robots, uno que alimenta los terneros y dos que se dedican al ordeño, con capacidad para 130 vacas cada uno. En un año se instalará otro robot porque se incrementará el número de vacas a ordeñar.
El tambo está dividido en tres bloques de pasturas y la vaca tiene acceso al robot cada 8 horas. Después del ordeñe, a través de una puerta inteligente que lee la información del animal, pasa directamente a comer pastura y recién a las 8 horas se le vuelve a habilitar otra puerta para que vuelva al robot de ordeñe, para repetir el proceso. «La clave en este sistema es que la vaca viene cada 8 horas a ordeñarse, y después está condicionada a que siempre va a una parcela con pasto fresco», dijo Busman a El País.
El costo de la unidad robótica depende de la dimensión de cada tambo, pero se puede hablar de un estimado de US$ 110.000 por unidad.
Para el asesor CREA en Lechería, Mario Fossatti, la automatización irá llegando e incorporándose en distintas áreas. «La lechería uruguaya no podrá escapar a la robotización», aseguró Fossatti, pero según su visión, «la automatización de todo el proceso, inicialmente, será para determinados emprendimientos productivos».
Las amamantadoras de terneros, que suministran la leche a los lactantes sin la necesidad de que haya ninguna persona o el apartador de vacas —ya hay predios que lo usan— son procesos robóticos novedosos para el sector de la lechería.
Fossatti también destacó como una novedad para Uruguay la automatización del manejo del pastoreo. «No sé qué rumbo tomará la robotización en Uruguay, pero no hay dudas de que no se va a poder escapar a ese proceso», explicó el asesor CREA.
Que en el campo uruguayo falta mano de obra no es ninguna novedad, el problema es que en la medida que otros empleos generen mayor atractivo económico sobre la población del medio rural, esa migración continuará. «No es una necesidad imperiosa hoy la robotización total de la lechería, como lo es para otros países donde hay un mayor faltante de mano de obra, pero aporta tecnologías que se van a ir incorporando paso a paso», dijo Fossatti.