Nacional venció 2 a 1 de atrás a Wanderers en un emocionante partido y amplió su ventaja sobre los bohemios y sobre Cerro, que igualó con Plaza más temprano

Nunca se puede dar por muerto al Nacional de Martín Lasarte. No se caracteriza por el juego lindo, ni por el dominio constante. Ni siquiera por ser más que sus rivales en la mayoría de los partidos, donde muchas veces es superado. Pero se distingue por ser un equipo con épica, que consigue goles en los últimos minutos, que da vuelta partidos. El partido de hoy fue otro ejemplo.

El partido fue parejo en general, sin un funcionamiento colectivo destacado en ninguno de los dos equipos ni grandes actuaciones individuales. La diferencia entre los dos estuvo en la capacidad del albo de reponerse a la adversidad y, en base a mucha entrega y no darse por vencido nunca, conseguir el gol de la victoria.

La primera parte comenzó pareja y cerrada, con juego dividido en a mitad de la cancha, pero con imprecisiones de los dos y sin incidencias de peligro. El tricolor trató de tener la pelota, pero no supo jugarla e, incluso, muchas veces fue superado por el bohemio en el mediocampo. Los del Prado tampoco mostraron su tradicional juego elaborado en ese tramo.

El primer tanto llegó, como no podía ser de otra manera por lo visto hasta entonces, en una jugada aislada. A los 26′ Adrián Colombino tiró un excelente sombrero en el medio y habilitó con una pase de 40 metros a Cristian Palacios. El delantero, que está en su mejor momento, se escapó de Esteban Conde al borde del área y definió con el arco libre.

El gol pareció actuar como revulsivo, ya que, a partir de él, ambos equipos levantaron el rendimiento y el partido subió de nivel. Incluso, poco después del tanto, Palacio tuvo otra chance clara que fue despejada por Conde. Pero Nacional también se adelantó en el campo y pronto tuvo su premio: Sergio Otálvaro se metió en el área y tiro un centro rastrero a Martín Ligüera -que había ingresado hacía dos minutos por una lesión de Sebastián Fernández- y definió notablemente de taco, poniendo el merecido empate.

El segundo tiempo fue similar, pero con más domino de los del Parque. Sabiendo la capacidad de los del Prado con el balón, el tricolor se ocupó de controlarlo y evitó así que el rival haga su juego. Ligüera cumplió una buena actuación, siendo el dominador de pelota del equipo y trató de habilitar a Hugo Silveira, que volvió a gravitar de espaldas al arco y de frente al mismo.

El cansancio hizo mella en el equipo de Lasarte, que bajó la intensidad del juego y dejó de atacar tanto. Pero en esos momentos es que aparece la épica que caracteriza a este equipo. A los 80′ y empujado por su hinchada, el tricolor consiguió el gol de la victoria.

En la recarga de la misma jugada en la que se le anula -correctamente- un gol a Palacios por offside, Diego Arismendi -de gran partido- robó un balón en el medio y habilitó a Kevin Ramírez. El volante centró para Silveira, quien definió desde el piso y le dio el triunfo a su equipo.

Nacional quedó como único líder con 22 puntos, a dos de Defensor Sporting, a tres de Peñarol y a cuatro de Cerro y Wanderers. El bohemio justamente cayó al cuarto lugar y dejó de depender de sí mismo en la apasionante lucha por el título del Torneo Apertura.