Por Alvaro Sanjurjo Toucón

El fútbol, es una pasión nacional, que conjuntamente con el mate, el “truco” y Gardel conforman al ser uruguayo. El fútbol derrota a las estadísticas: un país con apenas tres millones de habitantes, ha dado más jugadores estrellas que otras naciones con poblaciones donde los millones de habitantes se cuentan en cantidades de dos cifras.

La concurrencia del “hincha” a las canchas es baja en relación con el espacio que diarios, radios y television destinan al futbol . En periodos poco auspiciosos para la celeste, y la ausencia de figuras estelares -que marcharon al exterior con remuneraciones y beneficios inconmensurables- en los equipos locales, surgió otro tipo de “hincha”. El que sigue a un crack uruguayo internacionalmente consagrado y al club extranjero donde este juega.

El film “Mi mundial”, tras un inicio vacilante, se convierte en el relato acerca de cómo se construyen y destruyen las trayectorias futbolísticas, al recrear la existencia de una estrella infantil del “baby futbol”.

El niño futbolista, integrante de muy humilde familia, pasa a ser la única oportunidad para que todos ellos disfruten de comodidades reservadas a millonarios. El recuerdo de Messi, surge inequívoco. Al salir a luz las maniobras delictivas, a escala internacional, de autoridades del fútbol uruguayo, el aficionado local rechazó a estos, manteniendo empero su pasión por el cuadro de sus amores, que en la cancha es transformado en algo incontaminado, libre de oscuras maniobras rápidamente olvidadas. El fútbol comienza a ser, para muchos jóvenes, niños y sus padres, el único camino de ascenso social y económico. El llamado “baby fútbol” puede ser la puerta de entrada.

El humilde niño protagonista de “Mi mundial”, precoz estrella futbolística, asediado por padres, entrenadores y contratistas implacables, se convierte en una poderosa fuente de ingresos para su familia. El astro del balón, al igual que Pinocho, es engatusado con promesas, en este caso de un turbio contratista brasileño, que el film convierte en una criatura de perversidad y aspecto propios de los malvados del universo “dysneyano”.

“Mi mundial” se inicia como film para niños (y niñas que también patean), con personajes unidimensionales, parte de una historia que se presenta como fábula posible (la existencia de un Messi lo atestigua). Lo acontecido al niño crack, es colocado a modo de representación de cuanto acontece en las divisiones superiores, con lo que el film iniciado con titubeos, se convierte rápidamente en denuncia. Ese atractivo filón continua en el “debe” del cine hacia el futbol.

La denuncia no es tal y Mi mundial,esquiva” lo que pueda ser un cuestionamiento.

Se limita a ser un film sobre fútbol.

Un elenco perdido con Nestor Guzzi que es la excepción. Verónica Perrotta seguramente a causa de una tibia direccion de actores, se aleja con su talento que levantó films anteriores.

Mi mundial (Mi Mundial)

Uruguay / Argentina / Brasil 2017.

Dir.: Carlos Morelli.

Guión: Carlos Morelli y Martín Salinas, sobre novela de Daniel Baldi.

Montaje: Carlos Morelli y Santiago Bednarik.

Fotografia: Sebastián Gallo.

Con: Facundo Campelo, Néstor Guzzini, Veronica Perrotta, César Troncoso, Candelaria Rienzi y Jorge Bolani.