Sebastian Vettel se ha hecho con un triunfo agónico en el GP de Hungría, tras tener que lidiar dos tercios de la prueba con una avería en el volante, que se le quedaba girado en las rectas. El alemán triunfa gracias a la generosidad de Raikkonen, que pese a ser más rápido le escoltó paciente hasta la meta y frenó las acometidas de Hamilton.
Seb toma 14 puntos de nuevo al frente del campeonato, un balón de oxígeno para irse de vacaciones con cierta sensación de alivio. Por fín ganó Ferrari, con doblete incluido, con el presidente Sergio Marchionne en la pista, algo que no había acontecido en dos temporadas y media.
Bottas fue tercero gracias a las órdenes de equipo en Mercedes, que le obligaron primero a ceder su plaza a Lewis, y luego a devolvérsela cuando el inglés ya no tuvo ocasión de pasar a los Ferrari. Es del todo ecuánime, aunque no se sabe si práctico para el Mundial ese cuarto puesto de Hamilton.