La celeste perdió un partido que fue parejo de principio a fin, dejó bien en claro que no se guarda nada, demostró un gran esfuerzo físico y estuvo a punto de conseguir una histórica victoria.

Foto: basquettotal

El partido no podía empezar mejor para los dirigidos por Marcelo Signorelli, que completaron 10 minutos excepcionales y consiguieron bajar a 11 puntos a una selección estadounidense, que el partido pasado había convertido 27 en el primer chico ante Panamá.

Una defensa zonal agresiva fue la clave para que los intentos norteamericanos no prosperaran y la claridad ofensiva uruguaya llevó a conseguir un parcial de 10 a 2 en tres minutos de juego de la mano de Esteban Batista, Jayson Granger y los aportes de Sebastián Vázquez.

Más adelante en el cuarto, EE.UU. puso un 7 a 0 que le permitió acercarse, pero los uruguayos reaccionaron a tiempo y cerraron un fantástico cuarto en 20-11.

Con el arranque del segundo chico, los visitantes reaccionaron y comenzaron a remontar con puntos fáciles productos de corridas de cancha que llevaron a plantar un parcial de 13 a 1 cuando transcurrían cinco minutos de juego.

Por su parte, Uruguay se notaba impreciso en ataque y cometió varias faltas ofensivas en las cortinas que ocasionaron demasiadas pérdidas. A falta de tres minutos, por primera vez en el partido Estados Unidos pasó al frente en el marcador y se puso 30-28.

El cansancio empezó a hacer estragos y Signorelli tuvo que rotar el equipo para darle descanso a jugadores como Batista que había hecho un gran desgaste y comenzaba a cargarse de faltas.

La selección local corrigió en defensa y ataque y pudo llevar el partido sin dejar que el rival genere una diferencia muy grande para cerrar el primer tiempo con un resultado de 32-34.

El tercer período volvió a tener una notable actuación celeste, que de la mano de Batista bancó las ofensivas norteamericanas y respondió punto a punto con el número 15 como figura principal. El punto débil del nuevo jugador de Welcome estuvo en los libres, ya que falló varios y eso fue una de las diferencias con respecto a los norteamericanos que mantuvieron un buen porcentaje desde la línea fácil.

Antes de llegar a los cinco minutos de juego, ambas selecciones acumularon cuatro faltas y el encuentro prosiguió con la paridad que lo caracterizó; tanto así, que se fueron al último descanso con el marcador en 50-50.

El cuarto final trajo de arranque la cuarta falta de Batista, hecho que lo condicionó en defensa durante un muy largo tiempo, dado que no podía seguir con la férrea marca que había ejercido hasta ese momento por el peligro de cometer la quinta e irse.

Pese a ello, si bien bajó la intensidad defensiva (también producto del cansancio), pudo aguantar hasta el final en la cancha.

El transcurso de los minutos iniciales tuvo como denominador común a la mala toma de decisiones por parte de los dos quintetos. Uruguay se basó demasiado en los intentos de Batista de cargar la pintura que la mayoría de las veces terminaron en tiros forzados. Por su parte, EE.UU. también tuvo una seguidilla de posesiones perdidas por errores propios en los pases.

El juego comenzó a quebrarse a favor de los estadounidenses a partir de tres triples consecutivos para sacar lo que en ese momento fue su ventaja máxima de nueve unidades (57-66). Después de eso, la selección local se quedó sin resto físico ni ideas para acortar esa distancia, que incluso llegó a ser de 11.

Uruguay cumplió con creces y dejó adentro de la cancha todo lo que tenía para dar; trabajó el partido de principio a fin y logró bajar 74 puntos a una selección que venía de convertir 97 un día atrás. Mañana se cerrará el grupo C con el enfrentamiento entre República Dominicana y Estados Unidos a primera hora, y Panamá será el rival celeste a partir de las 20:30.

(Por Marcos Beledo)