Tres murgas y una comparsa, además de un fuera de concurso, pasaron en la noche de domingo por el Teatro de Verano.
Luego de la actuación de primera hora del Trío Escalera, que participa para entrar en carnaval pero fuera de concurso, se presentó la murga Metele que son Pasteles con su espectáculo «Sentido Común».
Desde la apertura del telón y hasta que se bajó del escenario, el conjunto apostó al humor mediante los juegos de palabras y el planteo de distintas situaciones pensadas con el ingenio característico.
Dentro de los 20 minutos, los pasteles presentaron tres bloques bien marcados. El primero, planteó muchas situaciones de la vida cotidiana donde se aplica o se podría aplicar el sentido común para resolverlas. Luego hablaron de los cincuentones y lo relacionaron con la venta de marihuana en las farmacias mediante distintos pedidos que los padres les hacen a sus hijos para poder conseguirla. Y el último tramo estuvo dedicado al «facho que todos llevamos dentro», donde propusieron muchas situaciones de humor basadas en las características de ese ser interior.
A tercera hora, desde Paysandú llegó la murga Jardín del Pueblo que, si bien es la primera vez que se presenta para ingresar al carnaval montevideano, tiene 34 años de vida y ha sabido ganar primeros premios en varios concursos del interior del país.
Con el respaldo de un coro con mucha potencia y afinación, los sanduceros trajeron su «Fe», tal como se denomina su espectáculo. Germán «Canario» Segredo fue el encargado de llevar el hilo conductor personificando a un hombre común que llega a un pueblo en busca de un gato para solucionar la pinchadura de su auto, pero la murga lo adopta como el mesías que llegaba tal como ellos esperaban.
La Carpintera Roh se presentó en el penúltimo turno con su espectáculo «Pasional» en homenaje a José Antonio “Macho” Lungo, director de varios conjuntos de carnaval de las décadas de 1930, 40 y 50.
La actuación que estuvo cargada de emoción por el recuerdo a este personaje, transitó por varios temas, como por ejemplo la canción sobre el Museo de La Carreta, y el recuerdo del Macho Lungo cuando llevaba a las comparsas en el camión por todos los barrios a fines de la década de los 30, cuando el mundo estaba en guerra.
El cierre de la noche estuvo a cargo de la murga Araca la Cana, que se paró en «La Calle de enfrente» para interpelar con desde su punto de vista los distintos temas de la actualidad.
Como es clásico en la bruta, el potente coro mostró su presentación, el popurrí con crítica y humor, y el cuplé de «Las Focas», en el que le pegan, con mucho doble sentido y juegos con la selección musical, a los votantes de izquierda que nunca reconocen los errores del gobierno.