El tricolor gaúcho venció por mínima diferencia a Lanús durante la primera final de la Copa Libertadores, celebrada este miércoles en Porto Alegre.

Estadio lleno, bengalas, pasión, esos son los condimentos que hacen de la Copa Libertadores, un torneo único en el mundo. Tal vez el nivel de juego no sea atractivo; pero el fervor que desciende en cada escenario, es altamente perceptible en los futbolistas, encargados de este espectáculo que paraliza a todo un continente.

El campeonato de clubes más importante de Sudamérica está en sus últimos compases, y solo dos equipos han sobrevivido a nueve meses de competición. Gremio y Lanús, brasileños y argentinos, nacionalidades que representan a esta porción de tierra americana en el planeta, dieron el puntapié inicial a los 180 minutos que los separa del cetro de campeón.

Poco fue lo que arriesgaron durante la primera mitad del trámite. El balón circulaba en la zona de mediocampistas pero no llegó a las áreas. No hubo huecos para vulnerar, factor que explica, en parte, el cero del marcador.

Pero el gran protagonista para que el arco de Gremio no cayera antes del descanso, fue Marcelo Grohe, su guardameta. El arquero tricolor salvó al local en dos oportunidades claras, despejando un latigazo de Román Martínez y el cabezazo realizado por Diego Braghieri. Grohe se puso la capa de superhéroe y dio una bocanada de oxígeno a los gaúchos, quienes fueron tomados por sorpresa.

En el segundo tiempo, la entidad orientada por Renato Gaúcho se fue en busca del triunfo, que le permitiera arribar al sur de Buenos Aires con tranquilidad, de cara a la definición copera. Lo intentó por todos los medios hasta que, faltando siete minutos para el final del tiempo reglamentario, una erupción volcánica tuvo lugar en el Arena do Gremio.

Un simple balón aéreo fue traído a tierra por Jael, quien con un movimiento de cabeza, dejó solo a Cícero ante la humanidad del golero visitante Esteban Andrada, para definir de forma obstaculizada. Poco importó en ese momento cómo se llegó el gol, lo destacado era abrir la llave y ganar esa cuota de serenidad para el cotejo de vuelta.

Gremio logró adelantarse en el marcador y viajará a Buenos Aires con una mínima diferencia a su favor. Los atributos de sus jugadores talentosos, principalmente desde la mitad de cancha hacia adelante, tendrán la chance de estirar el resultado global y escribir sus nombres en la rica historia de la Copa Libertadores, competición que el tricolor no consigue desde 1995.

En frente estará Lanús, que se quedó sin combustible durante el complemento. Sin embargo, en La Fortaleza Néstor Díaz Pérez y junto al empuje de su gente, poseen la oportunidad de revertir la historia como lo hicieron semanas atrás ante una potencia continental y de su mismo país, River Plate. Ese territorio incrustado entre Avellaneda y Banfield, volverá a rugir y será el centro de atención de toda América Latina, que desea conocer al próximo rey del fútbol sudamericano.

 

COPA LIBERTADORES – FINAL (IDA)

GREMIO 1-0 LANÚS

ESTADIO: Arena do Gremio (Porto Alegre).

ÁRBITRO: Julio Bascuñán (Chile).

GREMIO: Grohe; Edilson, Geromel, Kannemann, Cortez; Jailson (72’ Cícero), Arthur, Ramiro, Luan; Fernandinho (57’ Everton) y Barrios (74’ Jael). DT: Renato Gaúcho.

LANÚS: Andrada; Gómez, García, Braghieri, Velázquez (79’ Aguirre); Marcone, Pasquini, Martínez; Silva, Acosta y Sand. DT: Jorge Almirón.

GOLES: 83’ Cícero (G).

 

(Por Aldo Mattos)