La emblemática Harley-Davidson ha confirmado que lanzará su primera moto eléctrica dentro de 18 meses, es decir, para mediados de 2019, en lo que espera sea un punto de inflexión a partir del cual comience a revertir el descenso de ventas que experimentó a nivel global en el cuatro trimestre de 2017.
El fabricante estadounidense se ha caracterizado históricamente por sus estruendosos motores V8 y V12 que han cautivado a los amantes del motor tradicional. Si bien, a tenor de los malos resultados cosechados en el último tramo del año pasado , la firma ha decidido adelantar su irrupción en el mercado ‘libre de emisiones’, prevista en un primer momento para 2021.
No obstante, este viraje en la filosofía de la firma de Milwaukee comenzó a gestarse en 2014 con la presentación de la Harley LiveWire, un concept con motor eléctrico como anticipo de lo que estaba por llegar. Aunque la compañía no ha confirmado si su primera moto eléctrica derivará o no de dicho prototipo -su autonomía es superior a los 250 kilómetros y alcanza una velocidad máxima de 300 km/h-, lo que sí ha asegurado es que el objetivo es alzarse como el referente mundial de las motocicletas eléctricas de lujo.
Para ello, Harley-Davidson prevé destinar entre 25 y 50 millones de euros a esta tecnología en los «próximos años», con lo que comenzará a renovar una flota ‘demasiado buena’ pero envejecida que le ha llevado a aumentar progresivamente su inventario. La compañía suele repetir que el 70% de sus motos que están en circulación en EEUU no son nuevas.
De acuerdo con las cifras presentadas, la facturación total del grupo cayó un 6,7% el año pasado respecto a 2016, hasta 4.915 millones de dólares, con una caída del beneficio del 24% hasta los 521 millones. Aunque hay que reconocer que se vieron afectados por la reforma fiscal anunciada por el presidente de EEUU, Donald Trump.
Al fabricante con sede en Milwaukee no le ha quedado más remedio que anunciar el cierre de su fábrica en Kansas City mandar la producción a York. Por el camino se quedarán 260 trabajadores.
Con la medida, espera que se genere un ahorro de 65 millones en 2019 y ascienda a los 75 millones en 2020. De momento, tendrá que encajar un coste de 200 millones por el cierre de la fábrica.