El Lic. Richard Danta en su columna «El Sentido de lo Cotidiano» en Fuentes Confiables habló sobre «Carcajada comprometida». El humor en tiempos de corrección política viene siendo un problema para los humoristas de acá y de allá hace ya algún tiempo. Frente a la censura de ciertos sectores, los profesionales de la risa reclaman la libertad de expresión alegando que la risa es subversiva. Danta ofreció algunas claves semióticas para comprender al humor y el impacto que puede causar en la cultura y en la experiencia social.
El carnaval en Uruguay es muy espectacularizado, lo vivimos como un espectáculo, en otros lugares del mundo si bien está la parte espectacular, está la parte vivencial. En Uruguay, en Montevideo particularmente era una ciudad de asalto, todos los barrios lo tenían, eso fue desapareciendo con el tiempo. Es un carnaval más artístico, los uruguayos disfrutamos como espectadores.
Muchas de las propuestas artísticas tienen que ver con el humor, que no es un factor menor. Han empezado a surgir algunos conflictos, comentarios, algunos quejándose reclamando, sobre qué se hace con el humor en tiempos de corrección política. Es algo que está presente pero viene desde el carnaval pasado o el otro, los humoristas están frente a un problema, ya no podrían hacer humor con los mismos temas o los modos que según dicen, hicieron toda la vida. Hay ciertas comunidades o grupos poblacionales que se sienten ofendidos y que reclaman, hay diversos planteos, como se que bajen las revoluciones o que no se hable de determinado tema, por ejemplo sobre los chistes que han estado presentes en el humor popular.
Cuando esos chistes aparecen como fuera de lugar, ¿qué pasa con el humor? ¿El humor es por naturaleza subversivo? Es una mirada diferente a lo habitual, dice lo que habitualmente no decimos o no se ve, pero que todos sabemos que existe pero no en el ámbito público. El humor siempre refiere a la realidad en la que se está generando, depende del momento en que se está realizando la parodia. Cuando se dice que el humor es una manera de subvertir, de confrontar la realidad que vivimos, hay algunas manifestaciones de humor que sí lo hacen y otras que refuerzan esa realidad.
El humor tiene un componente de catarsis muy grande, cuando escucho un chiste o veo una parodia y me rio con lo que pasa allí es porque no me pasa a mí. El personaje que se cae, genera gracia porque no me pasó a mí, si el que está en el piso no se lastimó, incluso también se ríe. El humor y la risa es una respuesta fisiológica, es la forma de desviar la atención, por ejemplo en un velorio cuando alguien se empieza a reír, es la incapacidad de esa persona de poder encarar esa situación, el cuerpo saca la tensión por algún lugar. La lágrima significa que te pones en el lugar del otro, es la identificación, el humor funciona por separación, me río porque no fui yo quien se cayó. No estoy en el lugar del otro pero podría haber estado.
Hay una respuesta fisiológica de reírme del otro, porque de alguna manera le pasa al otro y no a mí. El humor es revulsivo, contracultural, rompe las normas sociales, muestra lo que no se quiere mostrar, enfrenta el poder social. Eso es el origen del humor carnavalesco, era un humor que fracturaba el orden social, la sociedad permitía eso por unos días porque en esos momentos había una liberación de una catarsis. El humor puede ser muy reactivo, provocador pero también facilita la docilidad social, es de alguna manera, una oportunidad de reforzar en sociedad ciertos valores.
El humor tanto en su forma de control social como en su forma de fractura de esas reglas, ambas formas tienen un elemento en común: logran construir una comunidad desde lo irracional, desde lo emocional. En el chiste nos sentimos que todos somos uno. Lo políticamente correcto que se instala en la cultura no necesariamente coincide con lo que la matriz cultural define como políticamente correcto. Aquel humorista que se siente que ya no puede hacer chistes de más nada, quiere decir que tal vez se está apoyando su humor de ciertas pautas sociales y que hoy ya no se reconoce como validas, quizás la alternativa es pensar en otras circunstancias que pueden generar humor y generar comunidad para todos.
El humor no es necesariamente siempre una herramienta de transformación, lo puede ser, pero muchas veces es una herramienta de conservación de valores que nuestros hijos y nietos ya no tienen. El humor se transforma a medida que se transforma la vida. Aquellos humoristas que puedan acompasarse con la transformación, entenderán las nuevas claves del humor porque depende del momento histórico de la sociedad. Es importante entender al humor y sus mecanismos.
Aquí la columna de Richard Danta:
Foto: Carnaval970