EEUU ha anunciado la expulsión de 48 diplomáticos de la embajada rusa en Washington y de otros 12 de la misión permanente de ese país en Naciones Unidas, y el cierre del consulado de ese país en la ciudad de Seattle, en la que la Marina estadounidense tiene una de sus mayores bases.
A la par que EEUU, otros 14 países de la UE han expulsado en cadena a ciudadanos y diplomáticos rusos de sus territorios. Entre ellos, Ucrania, República Checa, Dinamarca, Noruega, Lituania, Letonia, Polonia, Italia, Francia y Alemania.
La cifra de expulsados de EEUU supone un récord histórico incluso cuando se toma como referencia la Guerra Fría. La cifra más alta hasta ahora era de 55 diplomáticos soviéticos expulsados, en 1986, por el Gobierno de Ronald Reagan, cuando Moscú y Washington se enzarzaron en una serie de expulsiones de personal que acabó siendo bautizada ‘guerra de las embajadas’. Los 60 diplomáticos expulsados hoy superan con creces a los 35 que Barack Obama ordenó salir de EEUU en 2016, por interferir en las elecciones de EEUU. En aquella ocasión, Washington cerró dos edificios rusos en su territorio.
La decisión ha llegado tras un fin de semana marcado por la especulación acerca de lo que haría el presidente de EEUU, Donald Trump, en relación al intento de asesinato de Sergei Skripal y su hija en Gran Bretaña, presuntamente por espías rusos. Trump ha sido muy criticado en EEUU por su llamada de felicitación a Vladimir Putin tras las elecciones rusas. Cuando la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, fue preguntada acerca de si el presidente de EEUU había planteado la cuestión de la limpieza de las elecciones a Putin, respondió que «no dictamos a otros países cómo deben operar». Paradójicamente, el Gobierno de Trump ha adoptado un política muy dura en las elecciones en Venezuela.
El embajador ruso en Washington ha reaccionado alegando que «EEUU sólo entiende la fuerza» y que la respuesta de Moscú debe ser «conmensurada». Desde la Casa Blanca indican que «Rusia debe cambiar de actitud si desea mejores relaciones».
Londres y Moscú han protagonizado una escalada de expulsión mutua de diplomáticos. Hoy el embajador ruso en Varsovia, Serguei Andreyev, ha sido convocado por el Ministerio de Exteriores polaco para notificarle las expulsiones previstas. Lo mismo el embajador ruso en Lituania, Alexander Udaltsov; y el representante ruso en Letonia, Yevgueni Lukianov. El embajador ruso en Estonia, Alexander Petrov, también ha sido llamado al Ministerio de Exteriores del país, informa la agencia TASS.
Hasta 20 países europeos planean expulsar a diplomáticos rusos por el caso Skripal: Alemania, Bulgaria, Chequia, Dinamarca, Estonia, Francia, Irlanda, Letonia, Lituania, Países Bajos y Polonia son los que tienen más avanzados sus planes, según publicaba hoy el diario británico ‘The Times’. Berlín, por ejemplo, ha anunciado hoy que expulsará a cuatro diplomáticos rusos. Varsovia también ha dado luz verde a estas medidas durante la mañana.
La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, responsabiliza a Moscú de lo que calificó como un intento de asesinato en Salisbury. Por eso anunció la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países como represalia.
Skripal y su hija continúan en estado crítico y reciben tratamiento por intoxicación con una sustancia de acción neuroparalizante que, según los británicos, tiene procedencia rusa. Pero Moscú se limitó a lamentar la semana pasada la decisión de la Unión Europea de llamar a consultas a su embajador en Moscú, Markus Ederer, en relación con el caso Skripal. La decisión se tomó al final de la primera jornada de la última cumbre de líderes comunitarios en Bruselas. Durante la reunión, algunos Estados se plantearon medidas adicionales como la posibilidad de expulsar a los diplomáticos rusos o retirar a sus embajadores de Moscú.
La portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), Maja Kocijancic, asegura que el embajador de la Unión Europea ante Rusia, Markus Ederer, permanecerá en Bruselas «cuanto sea necesario», tras haber sido llamado a consultas.