Ante cientos de seguidores, el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva confirmó que se va a entregar a la policía y afirmó que la causa por la cual fue condenado a 12 años de cárcel es una «mentira» del juez Sergio Moro y de los investigadores de la Operación Lava Jato, instigados por los grandes medios de comunicación.

En sus primeras declaraciones desde que el juez Moro emitió la orden para su arresto el jueves, Lula dijo ser un «ciudadano indignado».

«Soy el único ser humano imputado por un departamento que no es mío», declaró tras el homenaje a su mujer Marisa Leticia -que falleció el año pasado y cumpliría 68 años hoy- frente al Sindicato de Metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo, en el cinturón industrial de Sao Paulo, donde el exmandatario de izquierda (2003-2010) permanece atrincherado desde hace dos días.

«Mintieron cuando dijeron que era mío. Ninguno de los jueces duerme con la conciencia tranquila como yo», señaló Da Silva.

Durante su discurso, Lula dijo que «cree en una justicia justa que se base en pruebas» y equiparó su situación judicial con la destitución de su heredera, Dilma Rousseff. «El golpe empezó con Dilma y termina con la decisión de que Lula no sea candidato a la presidencia», denunció. Según la Ley de «Ficha Limpia», las personas condenadas en segunda instancia no tienen derecho a presentarse a un cargo electivo en Brasil.

«No estoy encima de la Justicia. No habría propuesto una revolución en este país si no creyera en la Justicia. Pero creo en la Justicia justa, que se basa en elementos reales; no en un Power Point que sirvió a un fiscal para decir en la televisión que el PT es una banda delictiva y que yo era el jefe», siguió el mandatario, que estaba acompañado en el escenario por Dilma y otras figuras del Partido de los Trabajadores.

Lula insistió varias veces en su inocencia y tras enumerar los logros de su presidencia, durante la cual logró sacar a millones de personas de la pobreza, prometió que «si fue un crimen ayudar al pueblo, voy a seguir siendo un criminal».

«Me gustaría que pruebe que cuál es el crimen que cometí en el país. Si fue por el crimen de poner a pobres y negros en las universidades, quiero decirles que voy a continuar siendo un criminal en este país», reiteró bajos los gritos y aplausos de un público que le pedía que «no se entregue».

«No se da cuenta que cuanto más me atacan, más crece mi relación con el pueblo brasileño», afirmó Lula. «Los voy a enfrentar mirándolos a los ojos. Cuanto más días me tengan preso, más Lulas van a nacer en este país», afirmó.

ras su emotivo discurso, Lula fue llevado en andas por sus seguidores. En Curitiba, a 400 km de la sede de Metalúrgicos, donde Lula inició su conquista del poder, lo espera una celda de unos 15 m², con baño privado y derecho a dos horas diarias al aire libre.