¿Quién no ha dejado alguna vez para mañana lo que puede hacer hoy? La procrastinación refiere justamente a eso: el posponer actividades pendientes y resolverlas a último momento. «Yo tenía un problema con las cuentas: las iba dejando para adelante y terminaba pagando siempre con recargo», contó Paula Echevarría.

«El procrastinador tiene una falsa sensación de seguridad. Se siente optimista de que tiene el control, por lo que hay mucho tiempo para despistar», plantea un estudio. Explica que estas personas tienden a calcular mal el tiempo que les llevará realizar una tarea: algo que normalmente llevaría unas dos horas, termina llevándolo a cabo en media hora. Eso acarrea sentimientos de temor, impotencia y estrés.

A partir de esto, la consigna de la jornada fue: ¿sos de posponer tus tareas diarias, o las llevás a cabo apenas recordás esa actividad pendiente?