La derrota ante Croacia complicó a la Selección. La relación entre Sampaoli y el plantel, distante. Roces y sin feeling en el día a día. Interrogantes de cara al futuro inmediato.
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El andar de la Selección en el Mundial dista de ser el ideal. Tanto adentro como fuera de la cancha. De lo que se ve en el campo de juego, poco se puede agregar. Dos jugados, un gol, un punto, una caída dura y un posicionamiento al borde del abismo. De lo que pasa afuera, hay mucha tela para cortar.
La distancia entre Jorge Sampaoli y los jugadores es enorme. La misma se fue potenciando en las últimas semanas, y en el momento más álgido de la competencia, las diferencias se potenciaron. Sebastián Beccacece, de otrora problemas con el propio entrenador, es el que oficia de celestino, buscando acercar a las partes. En esa tarea, el pelilargo ayudante, falla.
Tras la derrota ante Croacia, hubo una charla en el vestuario. Uno de los referentes del plantel, como Sergio Agüero, dejó ver su malestar por el cambio que lo tuvo como protagonista. Incluso, sorprendió a varios cuando manifestó su molestia en zona mixta.
Sin felling entre el DT y los jugadores, los problemas se potencian. El aporte del ayudante de campo para unir a las partes no alcanza. Ni siquiera se puede llevar el día a día de una manera tranquila. A todo esto, se suman las preocupaciones. En la madrugada del viernes en Rusia (noche del jueves en Buenos Aires), no se sabe cómo se va a encarar el último partido. Así como se lee, podría pasar de todo.
¿Qué pasará? Será cuestión de que pasen las horas y que en el regreso a Bronnitsy, cuando el entrenamiento sea a puertas cerradas, se vea como es el panorama. Pero, está claro, hubo un quiebre. Y eso fue antes del partido con derrota ante Croacia.