Buscar hoteles y cuidadores para los animales cuando llega el verano es un clásico de las vacaciones al que Paula González quiso ponerle remedio. ¿Por qué dejar a los perros en casa si se puede disfrutar de una escapada con ellos? El principal obstáculo con el que se encontraba esta empresaria viguesa afincada en la Ribeira Sacra era la negativa de los establecimientos a admitir mascotas en sus instalaciones. «Como humana que vive con varias perras estaba cansada de ver malas caras y de escuchar ciertos comentarios cuando intentaba hacer cosas con ellas», explica. Fue así, de una necesidad, como nació Perriturismo.
La Ribeira Sacra más animal
Básicamente, su negocio es «una empresa de turismo a la que le añades el factor perro». Lleva tres años trazando senderos por los cañones del Sil y del Miño para hacer en compañía de los animales. También diseña programas de día y de fin de semana, los findes perrunos. Incluye enoturismo, con degustaciones en bodegas como Abadía da Cova o Adega Malcavada, visitas al Ecomuseo de Arxeriz, viajes en catamarán por el Sil con SilTrip o la Ruta del Románico en un entorno «que te deja sin aliento». Todo lo que antes no se podía hacer con los canes, pero, ahora con ellos. «Es lo que más le gusta a los perrituristas, entrar en lugares habitualmente vetados a los perros y poder disfrutar de la experiencia juntos», explica González.
Una de sus propuestas estrella son los findes perrunos, de carácter temático. «Tenemos el de relax & perricidad, en septiembre, en el que hacemos yoga; la fotosenda para el mes de octubre, con un fotoperiodista, y los de comportamiento canino con la etóloga Rita Campos para noviembre».
Ellos también entran
Como las jornadas son muy activas, Paula tiene un truco: «son planes de todo el día y empezamos siempre montuneando, para que los perros lleguen relajados a las visitas más de humanos». Lo mejor de su experiencia como pionera del perriturismo es la aceptación que está encontrando por parte de los establecimientos que colaboran con ella. «Creo que mucha gente ha entendido que un perro bien educado y socializado puede ir a todas partes y, de hecho, nos suelen felicitar por lo bien que se portan», asegura. «Convivimos todos perfectamente. En las bodegas hay turnos para nosotros y otros para las visitas solo de humanos», añade. Para pasar la noche, trabaja con el Pazo As Casas, pero en su web también tiene un listado de casas rurales de la zona que admiten perros. «Así, el perriturista reserva la que más le guste», apunta.