La Unión Europea descartó este martes renegociar el tratado del Brexit o su protocolo sobre la frontera irlandesa, en un momento en que la primera ministra británica, Theresa May, busca garantías del bloque para salvar su acuerdo después de suspender una votación que reconoció que iba a perder. En un intento de salvar su pacto, la premier británica buscó el apoyo de su homólogo holandés, Mark Rutte, con quien se reunió esta mañana en La Haya, antes de partir con dirección a Berlín para encontrarse con la canciller alemana, Angela Merkel. Además, se reunirá más tarde con Juncker y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
El mensaje de Europa fue tajante: dará más aclaraciones, pero no permitirá una reapertura del tratado. «El acuerdo que logramos es el mejor posible. Es el único acuerdo posible. No hay ningún espacio para la renegociación», dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en declaraciones ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo.
El asunto más polémico es el de la «salvaguarda» irlandesa, una política de seguridad que mantendría a Reino Unido en una unión aduanera con la UE en ausencia de una forma mejor de evitar los controles aduaneros entre la provincia británica de Irlanda del Norte e Irlanda, miembro del bloque. Juncker reiteró que ninguna de las partes es partidaria de recurrir a la salvaguarda, pero que debe ser parte del acuerdo.
«Tenemos una determinación común de hacer todo lo posible por no llegar un día a una situación en que haya que usar la salvaguarda, pero tenemos que prepararnos. Es necesario por toda la coherencia de lo que hemos acordado. Es necesario para Reino Unido y es necesario para Irlanda. Irlanda nunca se quedará sola», señaló.
El ministro alemán de Asuntos Europeos, Michael Roth, afirmó que «nadie quiere que Reino Unido se vaya», pero agregó que «no puedo imaginar qué parte sustancial del acuerdo de salida podríamos cambiar».
May dijo que buscará más garantías y métodos para que los legisladores británicos tengan más poder sobre la salvaguarda. El Parlamento británico votará el acuerdo antes del 21 de enero, según el portavoz de May.