Buzzetti recordó que antes las escuelas especiales en Uruguay estaban alojadas en casas adaptadas, característica que se viene erradicando desde hace varios años. Este centro, que se construyó a nuevo, cuenta con una sala de estimulación sensorial, seis salones, sala de dirección y maestros, servicios sanitarios, comedor y cocina, dos espacios pensados como área de taller pedagógico y un área común con la escuela especial n.° 197, para personas sordas y con alteraciones de lenguaje, que se ubica en la misma manzana.
La jerarca adelantó que, para seguir acompañando a los jóvenes cuando ya no pueden seguir en las escuelas especiales por su edad, se analiza, junto con el Ministerio de Desarrollo Social, la concreción de un centro para jóvenes de entre 18 y 30 años, en el que se impartirán talleres y se ofrecerá contención a aquellos que no logran avanzar hacia las siguientes etapas educativas o insertarse en el mundo laboral.
Por su parte, el consejero Héctor Florit recordó: “Siempre hemos dicho que la atención a las personas con discapacidad tiene que ser lo más especializada y lo más regular y común que sea posible”. Al respecto, mencionó que, en varias partes del país, conviven escuelas comunes y especiales para facilitar la interacción de los niños y las familias de esos ámbitos, apostando a la progresiva inclusión.
La institución que se inaugura hoy deja de estar separada del resto y pasa a compartir espacio en la misma manzana de la escuela para personas sordas. “Estamos en un proceso de transformación de la educación especial, con un concepto de la discapacidad que procura brindarle las mismas posibilidades a todos los niños”, resaltó.