El ex ministro José Pedro Pérez-Llorca, uno de los siete padres de la Constitución e hijo predilecto de Cádiz en 2013, ha fallecido en Madrid a los 78 años a causa de una enfermedad pulmonar. La capilla ardiente del político, que fue presidente del jurado del Premio Federico Joly, se instalará en el tanatorio de La Paz, en Tres Cantos de Madrid.
Político, diplomático y jurista, José Pedro Pérez-Llorca Rodrigo era letrado de las Cortes cuando Adolfo Suárez se fijó en él para aportar sentido jurídico como ponente constitucional. «Quizá buscaba un equilibrio ecológico-político en aquel grupo tan heterogéneo», deducía en una entrevista con este medio sobre las intenciones de Suárez cuando le seleccionó. Sus seis compañeros en la redacción del documento político de más relevancia en los últimos cien años de la historia de España siempre alabaron de él su capacidad de diálogo, de saber centrar el debate. De hecho, en la foto histórica de los siete padres de la Constitución, de la que ya sólo viven dos, Miquel Roca y Miguel Herrero de Miñón, el gaditano aparece en el centro.
Nació en Cádiz el 30 de noviembre de 1940 y cursó estudios en el colegio de San Felipe, pero se trasladó desde muy joven a Madrid y fue allí donde se licenció en Derecho por la Complutense con premio extraordinario fin de carrera. Obtuvo becas para estudiar en las universidades de Friburgo de Brisgovia, Munich y Londres. Más tarde continuaría su formación en diversos países europeos y pudo desarrollar una importante carrera diplomática. De los políticos de la Transición, era uno de los pocos que sabía idiomas, algo que Adolfo Suárez siempre le envidió, según confesaba entre risas Pérez Llorca. Sin embargo, él siempre se declaró como «un tío de provincias».
Desde 1977 hasta 1982 fue diputado en el Congreso, aunque nunca quiso presentarse por Cádiz porque aquí ya tenía un hermano, Jaime, metido en política en las filas del PSOE y no quería competir con él. El salto a la política lo realizó ya en la I Legislatura, de la mano de la Unión de Centro Democrático en la etapa de gobierno de Adolfo Suárez. Él venía del grupo político que habían construido José María de Areilza y Pío Cabanillas, impulsores del primer Partido Popular en 1976, pero Suárez vio rápidamente en él un valor imprescindible para el plan que había trazado con el entonces joven rey Juan Carlos. El propio Miquel Roca manifestaba, al conocer la muerte de su compañero y amigo, que Pérez Llorca había sido una persona «mucho más decisiva para nuestra Historia de lo que algunos conocen».
Asumió las carteras de Presidencia y Administración Territorial en 1980 y, ese mismo año, tras una remodelación del Ejecutivo, se puso al frente del Ministerio Exteriores, donde inició las primeras negociaciones para la adhesión de España a la Comunidad Europea. También jugó un papel decisivo en la firma de un nuevo tratado con los Estados Unidos y fue el impulsor de la entrada de España en la OTAN. Leopoldo Calvo-Sotelo le mantuvo como jefe de la diplomacia española tras el golpe de Estado del 23-F y así siguió hasta la victoria electoral del PSOE en el otoño de 1982.
Abandonó la política con la caída de la UCD y, a partir de ese momento, centró su trayectoria profesional como abogado con la puesta en marcha del bufete Pérez-Llorca y con la participación en importantes empresas como Iberia o Loewe. Su experiencia política le permitió hacerse un nombre en el área del arbitraje, destacando en procedimientos tanto nacionales como internacionales y transacciones que afectaban tanto a compañías españolas como a multinacionales. Al mismo tiempo, decidió volver a impartir clases. Lo hizo como profesor de Derecho Constitucional en la Facultad de Políticas de la Complutense. Quién mejor que él. decía que, junto a la lectura, era la actividad de la que había extraído más satisfacciones.
En 2012 se integró en el Patronato del Museo del Prado -fue elegido presidente- y la UNED lo distinguió con el título de doctor honoris causa justamente para subrayar el importante papel que desempeñó en el inicio de etapa democrática española como uno de los siete ponentes de la Constitución. También es doctor Honoris Causa por la Universidad de León (2004), la Universidad de Cádiz (2012), la Universidad Europea (2018) e ICADE (2018).