Juan Pedro Ribas, en su espacio «Historia de Vidas» en Fuentes Confiables, estuvo junto a Gustavo Amorín quien trabaja en un centro de rehabilitación llamado «Villa», en la calle Casavalle.

Contó que es pastor evangélico y que allí ayuda a los jóvenes, dándole trabajo, haciendo bloques para vender.

Expresó que «ellos vienen con marcas, de traición, de abandono, de adicción, de delincuencia, de sexualidad, y no se la vamos a borrar, lo que sí le vamos a agregar marcas de amar, de perdonar, de laburar, de ser limpio».

Amorín escribió un libro en donde cuenta parte de su vida en la cual debió cumplir cadena perpetua y recorrió, además de las cárceles uruguayas, más de 20 en Argentina.

Escuche la columna aquí