El deportista apuntó contra los estereotipos que se generan con los surfistas. “Todos nos ven como unos fuma porro, vagos, tirados patas pa’ arriba en la playa, re tranquilos debajo de la palmera”. Pero sentenció: “soy un deportista como cualquier otro”.

Este domingo el uruguayo de 21 años obtuvo la medalla de plata en Lima, en los Juegos Panamericanos. 

A los 16 años empezó su carrera en el surf, donde se propuso el objetivo de ser un profesional de las olas. Dejó su familia y su vida típica de adolescente en Montevideo para irse a las aguas de Costa Rica. En Código Virtual explicó -más allá de las olas- por qué eligió ese país.

El oro se lo llevó Perú, Estados Unidos el Bronce y Uruguay la medalla de Plata. El propio presidente peruano fue quien le entregó el premio. Schweizer explicó lo que significó esa experiencia.

La próxima competencia que tiene es en La Coruña, en España. Próximamente estará en un torneo sobre olas, en septiembre.

Explicó que le dedica seis días al entrenamiento; el día restante descansa. Hace dos bajadas diarias a las olas costarriqueñas, una a la mañana y una a la tarde. Lleva adelante una “dieta balanceada”, que consta de doble desayuno.

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“Tiburones siempre hay”

Schweizer dijo que no tuvo experiencias con estos animales, aunque son bastante frecuentes en la zona en que reside. 

Hizo referencia además al “sistema de prioridad” en cuanto a las olas con los demás surfistas.

Sobre experiencias en campeonatos recordó que en un panamericano de surf tuvo una herida facial con la tabla, donde tuvieron que efectuarse puntos para cerrar la herida. “Le tengo mucho respeto al mar”.

En cuanto a su vida personal, indicó que está soltero y que lo primero que le mira a una chica son los ojos. Aunque agregó: “si conecto con una persona, eso es lo más importante”.

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