Pilar Sordo visitó nuestro país esta semana y no escapó de los micrófonos de Jarana. La psicóloga y escritora chilena nos recibió en el Hotel Sheraton para hablarnos sobre su conferencia «Mujeres de hoy», pero también opinó sobre la actualidad de Chile, filosofó sobre libertad y felicidad así como también opinó del tema del día miércoles: convivencia.

Fotos: Gabriel Delbono

«Si interpretás la libertad como hacer lo que yo quiero diría que no hay libertad para ser quién uno es. La libertad definida así es una ilusión, está más bien vinculada a la consciencia y al estar cada vez más despiertos. La gente necesita estar más despierta, más consciente, más abierta para tomar todo tipo de decisiones, desde lo que come hasta con quién se relaciona o por qué cosas está dispuesta a pelear en la vida. El gran tema de este siglo es la búsqueda de sentido, la gran pregunta que hoy día nos hacemos todos es para qué me levanto a las cinco de la mañana todos los días, ¿cuál es el objetivo? ¿Sólo para ganar un sueldo o porque me gusta lo que hago? Es la clave y la base de las crisis sociales de América Latina, Europa en general y hasta en Hong Kong».

La actualidad de Chile

«Lo que está pasando en Chile es muy complejo. Tiene miles de matices. No son 30 pesos del subte, son 30 años de abuso y no es un problema de este gobierno, es histórico. Es un problema de contención emocional ante esos abusos que estalló. Es un problema de desprestigio a la Iglesia Católica porque ya nadie quiere creer que esta vida es un valle de lágrimas, nadie quiere creer que todo se consigue con sangre, sudor y lágrimas, que lo bueno dura poco, que sólo al que madruga Dios le ayuda… La gente quiere descansar y somos pueblos que no sabemos descansar, descansamos tensos, con el culo apretado mirando tele y diciendo ‘hoy tendría que estar mandando un mail’… El ocio es la madre de todos los vicios y hay una sensación pecaminosa con eso, así como la hay con el dinero».

«Mujeres de hoy», un mensaje teledirigido

«Cuando parte toda esta efervescencia latinoamericana con las marchas me empecé a preguntar: ¿Cuánto de ese contenido le llega a una señora que en este minuto está haciendo un chivito en Treinta y Tres, que está con su marido, sus tres hijos y su mate? Lo que le llega es re poco. Esa mujer se alegra por su hija, porque va a tener una historia distinta y de seguro le van a llegar más cosas, pero siente que eso que se pelea allá lejos ya no es para ella. No le alcanza para cambiar la cabeza».

«Diseñé un viaje que va desde el más profundo cerebro del ser humano, de los desafíos que todas y todos tenemos desde nuestra cabeza en el mundo más privado e inconsciente para salir a un cambio social más equitativo e igualitario. Que esta mujer sienta que sí puede hacer cosas en su vida, desarrollar el amor propio, que pueda entender lo que pasa con la violencia, con el por qué nos entrenaron a odiarnos entre nosotras y a ellos a competir, que pueda entender por qué cuando hay una violación una mujer puede llegar a decir ¿Y qué estaba haciendo?, ¿cómo estaba vestida? Que pueda entender que cuando el marido le fue infiel la culpa no es de ella, es de él».

«Quiero que entiendan que el espacio público ya no les pertenece a los hombres. Siempre sintieron que la calle era de ellos por eso mean en la calle, escupen en la calle, cagan en la calle y duermen en la calle; era la prolongación de su casa. Cuando las mujeres nos metimos al espacio de la calle siguieron sintiendo que era de ellos entonces te podían agarrar el culo, te podían decir ‘mijita linda’… El gran desafío es desexualizar el contacto hombre-mujer en los espacios donde no hay consenso: la calle, el trabajo, el transporte público».

«Todos nos manejamos con luces y sombras. Es negar algo profundamente humano y las redes sociales construyen mundos que la gente se compra perfectos, reales, pero no lo son». Pilar Sordo

Eterna felicidad

«Felicidad no tiene nada que ver con alegría. Yo puedo ser feliz y estar profundamente triste. Lo que metió el neoliberalismo es que ser feliz es estar alegre y movió el mercado con tener cosas para ser feliz. La felicidad es un estado de paz y es una decisión diaria, algo por lo que yo trabajo todos los días y mientras más despierta estoy, más tengo porque con mayor consciencia elijo qué quiero hacer en mi vida. La paz tiene más que ver con el silencio que con el disfrute, con el placer o con el éxtasis».

«Siempre se puede ser feliz y en este momento estoy muy triste por ejemplo. Soy feliz porque mi vida tiene sentido, porque trabajo por mi paz interior todos los días y hago todo lo que puedo para que nada la perturbe. Puedo llorar todo el día y ninguno de los pilares se me mueve. Cuando uno asume que el estar feliz es transitorio es cuando lo estás asociando con alegría. Si yo les digo a ustedes cuál es el emoticon para decirme que están felices me van a mandar una carita sonriente y eso no es así. Yo puedo ser feliz y mandarte una carita triste. Uno puede y uno debe ser feliz en forma permanente».

«La sonrisa tiene más que ver con el éxito que con la felicidad. Con un concepto de éxito asqueroso, con la imagen, con la postura, con que logras que todo esté bien en tu vida y eso no es así. Nadie tiene vida perfecta y la gente se saca fotos alegres, selfies, el cuerpo, la playa… Es un fragmento miserable de una vida que tiene miles de matices. El que se queda pensando que esa persona es feliz, que tiene todo perfecto, tiene una mirada parcial. Yo me puedo alegrar cuando veo fotos de Pampita que la veo elegante, con sus hijos preciosos, siempre perfecta pero yo tuve a Pampita llorando en mi hombro, sé lo que hay detrás de esas fotos. Me encanta verla bien pero sé profundamente lo que hay en el corazón de esa mujer».

Una mirada del feminismo/machismo

«En el enfoque del modelo patriarcal perdimos todos pero la equidad se consigue con los hombres, no sin ellos. Que un hombre sea capaz de reconocer lo que perdió o que deconstruya lo que tenía y que quiera compartir ese conocimiento con las mujeres me parece tremendo aporte. Mientras más rápido cambie la cabeza de los hombres mejor, aunque siempre digo que es más peligroso una mujer machista que un hombre machista porque la mujer tiene el poder educativo. El feminismo no es el antónimo del machismo, es otra cosa».

¿Hay más fracasos que éxitos en las convivencias de este siglo?

«Tanto el fracaso como el éxito son dos conceptos mentirosos. Uno te hace sufrir y el otro te hace sentir maravilloso pero ambos no sirven de nada, no te aportan nada. Se puede ver desde muchos ángulos: desde la poca paciencia que hoy existe, la tolerancia a la frustración que hoy es menor, se puede ver la sociedad líquida en la que todo se desvanece, nada tiene consistencia y todo se va sin que pase nada».

«Para separarse hay que tener coraje, no es fácil. Las veces que he tenido que romper relaciones afectivas es un proceso muy duro. Nadie se mete en una relación de pareja esperando que no resulte, sino eres suicida. Se requiere honestidad para decir no más, no porque te deje de querer. En la concepción que existe del amor para la generación de ustedes todo tiene que ser muy sentido para que valga, tengo que estar muy entusiasmado con el trabajo, la clase tiene que ser muy entretenida para que me guste la carrera que estudio».

«Toda esta cosa de la adrenalina y de fuegos artificiales que ustedes necesitan también confunde al amor. Tengo que estar permanentemente con dolor de panza, me tengo que morir de ganas de que llegues a la casa para verte pero eso no es así. Hay días en los que me encanta que llegues y hay otros en los que estoy cansada o quiero dormir, pero no quiere decir que te quiera menos. No puedo pretender estar sintiendo todo el tiempo el profundo amor que te tengo, debe ser agotador funcionar así. Cuando las personas se van a vivir juntas no tienen tan claro el proyecto en común, tienen claros sus proyectos individuales. ¿Y lo común? Tiene que haber algo que sea igual para ambos».