En una nueva edición de Lugar a dudas, Antonio Ladra analizó la detención de Maya Cikurel por sus vinculaciones a Odebrecht y qué rol ha jugado dentro de las sociedades anónimas que parecen estar vinculadas.
Cuando en mayo de 2017 hice un informe sobre el papel que jugó Uruguay en la trama del gigante brasileño Odebrecht, desvelé la participación de una ciudadana uruguaya, Maya Cikurel Spiller, en aquel momento señalada por ser la titular de una sociedad anónima creada en este país y con sede en Belice. De acuerdo a ese informe, la firma brasileña usó esa empresa como primer escalón para transferir coimas a Ricardo Martinelli (ex presidente de Panamá) y a sus dos hijos. El informe fue hecho en coordinación con un periodista de la cadena Univisión, quien me aportó algunos datos a los cuales yo le sumé otros.
En ese momento el informe pasó casi desapercibido y no creo recordar que algún otro medio lo hubiera citado.
En nuestro país éramos muy pocos, Brecha, la diaria, Sudestada y algún otro que se me escapa, los que sosteníamos que había una participación muy específica de Uruguay en la trama de Odebrecht, como en la de la investigación del Lava Jato, como antes pudieron hacerlo en la década de los 90′ a través de sociedades anónimas, testaferros, Safi´s etc., los carteles del narco, por ejemplo.
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Hoy, a la luz de los hechos, nadie, salvo los necios y los involucrados lo niegan: son aquellos que citan una frase de la cual se ha perdido su origen pero que recuerdo que dijo Ignacio de Posadas a la revista Noticias en el año 1999, cuando el ex jefe regional de la DEA, Abel Reynoso, reveló que investigaba una red de lavado de dinero en Argentina, Uruguay y Brasil y que, justamente, involucraba al estudio Posadas, Posadas & Vecino.
“Nosotros fabricamos sociedades, lo que sus dueños hagan con ellas después no es problema nuestro. Es como acusar a un herrero que fabrica cuchillas por los crímenes que se pudieran cometer con ellos”, dijo en aquel momento de Posadas. La metáfora de los cuchillos sirvió para justificar el mal uso de las sociedades anónimas o la creación de las off shore, etc. Esa metáfora la usó recientemente Ramón Fonseca, titular del estudio Mossack y Fonseca, célebres por los Panamá Papers.
Con esto quiero decir que el hecho de que la ciudadana uruguaya sea la pareja del futuro ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, y más aún, desde hace poco tiempo, unos seis meses, según ha dicho, no lo hace culpable o cómplice de Maya Cikurel o Maia Oliva, de hecho, ella tampoco lo es hasta que sea interrogada por la justicia panameña, que es lo que justamente se busca con el pedido de extradición.
Pero tampoco es cómplice o culpable de nada la esposa del futuro presidente Luis Lacalle Pou por aparecer posando en una foto antes de un partido de hockey, ni lo son sus compañeros del colegio, liceo o facultad, ni sus amigos de Facebook, ni la futura ministra de economía por haber participado junto con otras personas en un aviso mortuorio del padre de Azucena Arbeleche.
Sin embargo, en las redes e incluso nosotros, los periodistas, algunos más que otros, hemos señalado esos extremos y acusado o por lo menos puesto un manto de duda sobre la moralidad de estas personas. Cuando el jueves pasado se supo que Maya Cikurel fue detenida por interpol, el asunto cobró gran dimensión mediática porque estaba acompañada de Da Silveira y porque es su pareja. Hasta ese día o mejor dicho hasta el día anterior, porque la detención se dio el miércoles 19, nadie sabía quién era o muy pocos lo sabían y menos que era pareja de Da Silveira, el futuro ministro de Educación y Cultura un hombre clave en el futuro gobierno y mano derecha del electo presidente Lacalle Pou.
Yo mismo, no conocía su rostro y ahora tras su detención supe que la mujer que acompañaba a Da Silveira y saludé en el festival de jazz de Punta del Este era Maya Cikurel. Ahora entra en discusión el tema ético y la mirada estará puesta en qué es lo que va a hacer el futuro ministro cuando se tenga que dilucidar la extradición de su pareja. “Facta, non verba” es una expresión en latín que quiere decir «Hechos, no palabras». A ellos vamos.
LA CONTADORA
El caso Odebrecht sigue dando noticias, pero a veces estas noticias son viejas. Este jueves pasado se conoció que la contadora Maya Cikurel Spiller, había sido detenida el miércoles en Colonia cuando pretendía viajar a Buenos Aires junto con el ministro de Educación y Cultura designado, Pablo da Silveira.
¿La razón? Sobre Maya Cikurel pesaba una alerta roja de Interpol, acusada por la justicia de Panamá por un delito contra el orden económico en la modalidad de blanqueo de capitales, con una pena máxima de 12 años de penitenciaría.La jueza María Helena Mainard dispuso la detención domiciliaria por 60 días de la mujer mientras se procesa el juicio de extradición a Panamá, país donde se había decretado el pedido de captura en abril de 2019.
En aquel país Cikurel será investigada por sus vínculos con la empresa Arcadex Corporation, donde aparece como titular y que tiene sede en Belice, a través de la cual se pagaron millonarios sobornos que involucran al expresidente de Panamá, Ricardo Martinelli y sus dos hijos.
Ya en mayo de 2017 había aparecido el nombre de Maya Cikurel Spiller a raíz de un informe que presenté en el noticiero Telemundo sobre la trama Odebrecht y de cómo Uruguay tuvo un papel protagónico en las coimas de la empresa brasileña a pesar de que en nuestro país no hubo denuncias de vínculos de funcionarios públicos.
¿Qué relación tiene Uruguay con la red de sobornos de la constructora Odebrecht?
La ausencia de denuncias sobre coimas en Uruguay se pudo haber debido a que Odebrecht no concretó ninguna obra allí. A pesar de eso el papel de este país ha sido muy importante y clave para dar la cobertura y aceitar las posibilidades para la creación de empresas fantasmas a través de las cuales se podía blanquear dinero.
En efecto, además de Arcadex, las sociedades Sherkson y Havinsur, ambas constituidas en Uruguay, transfirieron millones de dólares a la sociedad panameña Constructora Internacional del Sur, S.A, cuyo destino final fueron las arcas del ex presidente Martinelli.
Igualmente hubo una investigación en Uruguay, la que está a cargo del fiscal de Crimen Organizado, Luis Pacheco, que sigue abierta. Justamente, en el año 2017 la Fiscalía Especial Anticorrupción de Panamá, que investiga los sobornos que pagó Odebrecht en ese país, recibió información de la fiscalía uruguaya en la que se mencionan sociedades clave para la distribución de coimas millonarias.
EL PAPEL DE URUGUAY
Klienfield Services Ltd., radicada en Antigua y Barbuda, era una de las empresas offshore de Odebrecht, la firma principal para el pago de sobornos en República Dominicana y Panamá. Desde allí se hicieron millonarias transferencias a otras cuentas de sociedades offshore. Una de ellas fue a favor del exministro argentino Ricardo Jaime, a través de otra firma con sede en Uruguay, Pribont Corporation, con cuenta en el FirstCaribbean International Bank, localizado en Curaçao. Desde esta firma se realizaban las transferencias recibidas desde Argentina vía Uruguay hacia otros países y se le pagaron 80.000 dólares a Jaime. Pribont Corporation Sociedad Anónima, creada el 28 de marzo de 2007, fue disuelta en 2015.
Vinicius Claret, alias Juca Bala, el cambista/valijero brasileño fue arrestado en Punta del Este luego de ser delatado en el marco de la Operación Calicute. En diciembre de 2017 fue extraditado y en mayo de 2018 fue liberado después de un acuerdo de culpabilidad bajo la Operación Lava Jato. La operación Calicute, detectó el desvío a través del sistema bancario uruguayo de más de US$ 65 millones de recursos públicos federales destinados a obras realizadas por el gobierno del estado de Río Janeiro.
Casu Trust & Management Services S.A. firma con sede en Uruguay y Suiza con cuenta en el banco Meinl de Austria. A través de esta firma se habrían pagado sobornos para el millonario programa de submarinos nucleares brasileños.
La contadora Maya Cikurel Spiller está citada en la investigación por su relación con la empresa Arcadex Corporation, con sede en Belice, usada en el pago de sobornos en Panamá, que involucra al expresidente Ricardo Martinelli.
Sin embargo, Cikurel no solo está vinculada a la empresa Arcadex, sino que en las bases de datos abiertas aparece como titular de una empresa en Panamá, Sadler Associates Corporation S.A. El 2 de octubre de 2013 fue nombrada directora y ese mismo día pasó presidirla. Al día de hoy la empresa está en actividad.
Esta empresa cuenta con cuatro ejecutivos además de Cikurel. Ellos son: Eduardo Javier Schiavo Granda, titular a su vez de 29 sociedades anónimas, Otavio Fernandes de Oliveira e Silva, titular de tres sociedades anónimas, Ilvis Kennion Ávila, titular o suscriptor de 492 sociedades anónimas, Iván Alexis Ithurralde Moreno, también titular o suscriptor de 463 sociedades anónimas. Todos ellos prestanombres y/o testaferros, presuntamente del bufete panameño Patton, Moreno & Asvat, la firma que creó Sadler Associates Corporation S.A.
Patton, Moreno & Asvat tiene dos sedes principales, en Panamá e Inglaterra y una representación en Montevideo. En su momento, el ex presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, fue socio en ese bufete.
Pero además de Sadler Associates Corporation S.A., Cikurel fue titular, entre noviembre de 2013 y febrero de 2017, de otra firma con sede en Inglaterra, Overland Trade. En ella estuvo asociada con Otavio Fernandes de Oliveira e Silva.
Otavio Fernandes, es a su vez, socio fundador de la firma MVD Group con sede en Montevideo, en Circunvalación Durango 383 oficina 101, en plena Ciudad Vieja, donde, según algunos documentos, Cikurel figura como socia. La vinculación de Cikurel con este estudio no es del todo clara, dado que algunas fuentes dicen que está en retirada de esa firma. De todos modos, es en este punto donde comienzan una serie de curiosidades que darían pie a ser investigadas judicialmente, porque en la web de esa firma no aparece Maya Cikurel, pero sí una tal Maia Oliva. Maya Cikurel y Maia Oliva son la misma persona, me han confirmado algunas fuentes, quienes afirman que se debe a que tomó el apellido de su padrastro, ya fallecido, un hombre al que ella quería como su verdadero padre. Sin embargo, otras fuentes manifestaron su extrañeza cuando este jueves se dieron cuenta que la Maia Oliva que conocían se llama en verdad Maya Cikurel.
Esto dispara algunas preguntas: ¿hay una usurpación de título y usurpación de identidad? Si la documentación oficial: cédula de identidad, título universitario, credencial cívica, hasta la libreta de matrimonio, están con el nombre Maya Cikurel, ¿cómo es posible que la firma MVD Group tenga en su equipo a una persona que se presenta con otro nombre? En la base de datos de la red Geneva Group International, con sede en Zúrich, que integró hasta hace un tiempo MVD Group, es posible encontrar todavía la foto que ilustra esta nota bajo el nombre Maia Oliva, cuando en verdad es la imagen de la contadora Maya Cikurel. ¿Es la empresa MVD Group la que la está encubriendo? ¿Por qué?
Para aumentar la confusión, en Twitter hay una cuenta Maia Oliva, cuya dirección es @maiacikurel.Cuando este jueves se conoció la noticia, las búsquedas en internet de Maya Cikurel se dispararon y Google devolvió notas, pero ni una foto de la persona. No dejaba de ser llamativo que, en este mundo digital e interconectado, no hubiera aparecido ni una imagen de Maya Cikurel. Sin embargo, sí aparece una página de Facebook a nombre de Maia Cikurel, con i latina y no con y griega, como indican los documentos oficiales, la cédula de identidad y el propio pedido de extradición. Pareciera que socialmente se presenta como Maia Cikurel. La pregunta es: ¿por qué la contadora Maya Cikurel usa socialmente el nombre Maia Cikurel – fonéticamente suena igual – pero también Maia Oliva?
Pero detrás de esta proliferación de nombres y apellidos es posible que se encuentre la confusión que llevó a que durante ocho meses hubiera podido circular sin ningún tipo de problemas, entrar y salir del país, como efectivamente lo hizo, sin que saltaran las alarmas en las aduanas. Recién el 24 de diciembre pasado las autoridades de Panamá advirtieron que habían escrito mal el apellido: Cirukel en lugar de Cikurel, tal como informó VTV Noticias.
Además, la fiscalía anticorrupción de Panamá decidió instruir el pedido de extradición con alerta roja sobre Cikurel luego de que la contadora fuera citada por dos veces en el año 2018 a declarar voluntariamente por la causa Odebrecht y no se presentara.
Ahora corre el plazo de 60 días para que la Justicia Panameña remita el pedido de extradición. Una vez cumplido ese extremo, se dará curso al juicio propiamente dicho. Una curiosidad técnica es que quien otorga la extradición, si finalmente la justicia uruguaya así lo decidiera, es el Ministerio de Educación y Cultura. Es decir, el ministro de Educación y Cultura que para esa fecha ya será Pablo da Silveira, pareja de Maya o Maia Cikurel desde hace seis meses, según él mismo ha hecho trascender.