“El Chavo del 8” marcó las infancias de varias generaciones que se sentaron frente al televisor para vivir las aventuras de un niño huérfano que vivía en un barril. Uno de los personajes más emblemáticos de esa comedia que comenzó a emitirse un 20 de junio de 1971 fue el de Quico, a quien todavía se le escucha decir “cállate, cállate que me desesperas”. Carlos Villagrán es capaz de reproducir con exactitud el mismo tono de voz con el que hace casi 50 años afirmó que sus compañeros de vecindad no le simpatizan.
Jarana entrevistó a Carlos Villagrán: “Quico”. Escuchá la nota completa aquí:
“Quico no tiene nada de Carlos Villagrán. Carlos Villagrán cobra y Quico trabaja. Yo tengo que hacer la función de padre, abuelo, esposo, lo que no podría hacer Quico porque es muy bruto”. Así se presentó el actor mexicano y de esa forma se diferenció del personaje que le catapultó a la fama en Latinoamérica, que le marcó para siempre.
Detrás de esa alegría, de esa sonrisa y de ese magnífico humor con el que nos deleitó en una nueva noche de Jarana se encuentra un luchador, un hombre que pasó por momentos muy duros, con amenazas que llegaron a puerto y con un veto que duró más de 20 años. “Te vas de Televisa y te parto en dos” fue lo que le dijo El Tigre cuando quiso dejar su trabajo. “Quería que hiciera un programa pero sin cachetes” y Villagrán aceptó hasta que supo que sería supervisado por Chespirito: “Lo que quería Chespirito era sepultarme artísticamente hablando”.
Roberto Gómez Bolaños lo sacó del programa. El problema que tenía El Chavo llegaba más allá de la vecindad y era que “Quico se había ido arriba en popularidad”. La presión que le pusieron sobre la mesa con esta propuesta se resumió en una frase que el Tigre le repitió en más de una ocasión: “¿Sí o no?”. Villagrán tenía que decidir y argumentó que tenía sus diferencias con Chespirito, pero la reacción fue directa. “Me saben a m… sus diferencias, dígame sí o no”. ¿Qué hizo entonces? “En ese momento el amor propio se me subió, le di la mano y le dije muchas gracias. Cuando salí a la calle dije ¡caray, me quedé sin trabajo!”.
La nueva vecindad de Quico
La religión estuvo presente durante toda la conversación. Villagrán no mira atrás, tiene claro que no se arrepiente de esa decisión: “Nunca me faltó Dios”, se repite y le agradece mientras recuerda una de las más duras censuras que se han visto en la televisión. “El Tigre mandó faxes por Sudamérica, Centroamérica y el Caribe para que no me dieran trabajo porque si lo hacían él dejaría de surtir programas de El Chavo, así como las telenovelas mexicanas que en ese momento eran muy famosas y populares”.
“Al siguiente capítulo que no salió Quico la única explicación que dieron cuando la Chilindrina preguntó fue que se marchó con unas tías ricas porque no soportaba vivir entre la chusma. Lo quisieron matar, no hablar de él”. Carlos Villagrán
Vivió 11 años en Argentina, 3 en Brasil y otros 8 en Venezuela, país al que recurrió en primera instancia y en el que se encontró con un director de Radio Caracas Televisión que le respaldó con firmeza: “El Tigre será muy poderoso, pero esta es mi casa y en mi casa mando yo. Bienvenido a tu casa Quico” fueron las palabras que recuerda Carlos de aquel encuentro en RCTV que le abrió las puertas que en México y en otros lugares tenía cerradas. “Lloré toda la noche y dije gracias señor”.
La solidaridad de Don Ramón y su affaire con Doña Florinda
Dos semanas después de su partida llegó el alejamiento de Ramón Valdés, molesto por las decisiones que se estaban tomando y por la ausencia de Quico. Villagrán comentó que “hubo problemas internos porque Florinda Meza quería dirigir el programa”, pedido al que Chespirito accedió. Cuando Don Ramón dio el paso al costado, “Doña Florinda se quedó sin hijo y sin tener a quién pegarle. La bruja del 71 tenía un motivo para vivir en la vecindad y era Don Ramón”, quien junto a Quico “eran la sal y la pimienta”.
“En Puerto Rico siguieron vendiendo el programa ya sin Don Ramón, sin Quico, y había letreros en las calles que decían ‘El Chavo del 8 con Quico’. Fue muy fuerte”. Carlos Villagrán
“Sí, Ramón Valdés era mi mejor amigo”. Lo afirmó con extrema certeza y reconoció que si en algo se diferenciaban de los demás era en su forma de tratar al público: “Cuando hacíamos gira nos quedábamos con la gente, firmábamos autógrafos”, disfrutaban. Villagrán afirma que sus compañeros “no daban autógrafos, se hacían a un lado, querían que no los molestaran en los restaurantes”.
“Roberto Gómez Bolaños llegó a declarar que cuando salieron Don Ramón y Quico el rating había subido. No se lo creyó ni su mamá”. Carlos Villagrán
Los chismes son típicos entre vecinos y siempre suelen acaparar la atención, sobre todo cuando se trata de personajes famosos. La relación que tuvo con Florinda Meza estuvo en boca de todos y lejos de negarlo, lo afirmó acotando que el error fue que él no estuvo con Doña Florinda, “Doña Florinda anduvo conmigo” y argumenta su versión: “Ella me buscaba, me pedía que la llevara a un taller porque su carro estaba ahí, pero después me invitaba a tomar una copa y así”. Villagrán le planteó este problema a Gómez Bolaños diciéndole que quería terminar con ella pero no sabía cómo. “Cada vez que lo intentaba me hacía un teatro” y ante el cansancio buscó apoyo en Gómez Bolaños, quien le respaldó al cortar su vínculo e intentar alejarse, lo que tampoco fue fácil. “Se paró la grabación, llegaron los de enfermería de Televisa” cuando ella se descompuso y él le hizo caso a Roberto, quien le pidió que se mantenga firme en su decisión de alejarse fuera de estudios. “Fue mejor que amigos, pero nada del otro mundo”.
En México le cerraron las puertas, en Uruguay aún no se las abrieron
No hay dudas de que los fans le adoran, aquí, en México y en América Latina. La salida de Quico fue un golpe duro para televisa porque “la gente dejó de ver el programa”, pero su nombre y el de su personaje fueron manchados por los celos de un Roberto Gómez Bolaño en las entrevistas que le realizaron. Adal Ramones le llamó 20 años después del veto para entrevistarle en el programa mexicano llamado “El Rollo”, emitido por Televisa. “Fíjate que coincidencia. Ahorita que me acabas de hablar tú yo acabo de vetar a Televisa por otros 20 años’”, respondió y afirmó que el orgullo puede más.
“La estrella del programa era el programa, era el libreto, éramos todos”, Carlos Villagrán.
Durante esos 11 años en Argentina y hasta el día de hoy hay una pregunta que ronda en su cabeza, que le han hecho y que se hace. ¿Por qué no trabajó en Uruguay? “Pensaba que me iban a llamar para cruzar el río, pero nadie me habló. Es el único país al que no he ido nunca en mi vida a trabajar como Quico”. Claro está que aquí nadie le cerró las puertas y él tampoco las cierra pensando a futuro: “Déjenme decirle a toda la gente en Uruguay que siento mucho que no haya ningún empresario que se haya comunicado conmigo. Todavía hay tiempo, todavía hay vida, todavía hay libertad aunque ahorita no porque estamos en cuarentena”.
Además, Carlos Villagrán es un hombre muy futbolero y no le escapó a la pregunta del millón… ¿Nacional o Peñarol?: “Para mí Peñarol, es muy nombrado en México, ha ganado una gran cantidad de títulos”.
El hombre detrás del personaje
“Hay una canción de Juan Gabriel que dice: Dios perdona, pero el tiempo no”. Villagrán se da cuenta de que han pasado 50 años y sabe a la perfección que si bien el cantito en su voz es igual, que a pesar de que sus cachetes se inflen y se transforme de nuevo en aquel niño de la vecindad, ya no tiene 26. “Tuve 6 hijos de dos matrimonios. Cuatro del primero y dos del segundo”, pasó mucha agua bajo el puente.
Si algo destaca de la comedia que le marcó la vida es que hicieron reír con “tonterías sanas”. En pocas palabras describió a El Chavo del 8 como “un programa tonto pero bien hecho (…) Papá y mamá podían dejar con total libertad a sus hijos que sabían que no les íbamos a hacer ningún daño”, destacando que al aire nunca se dijeron groserías. “No promovíamos el sexo ni la violencia” y fue un producto que triunfó.
¿Qué es lo que hace en sí entonces a Carlos Villagrán, al hombre que se oculta bajo su traje negro de marinero?
“Una persona normal, consciente, a la que en cierta forma en algún momento le pegó la fama” y que le agradece a Dios por haberse dado cuenta de eso a tiempo. “Tuve que poner los pies en la tierra. Mi lema es que gracias a toda la gente puedo comer y gracias a toda esa gente que hace el favor de vernos comen mis hijos. Eso me hizo humilde”. Su forma de encarar la entrevista dio cuenta de estas palabras y al despedirse el mensaje no pudo ser más claro… Pase lo que pase, “sean felices”.