“Uno puede cometer errores, como cometió mi gobierno en lo económico, pero todos los días consolidábamos un poco más las instituciones de nuestro país”, reflexionó el exjerarca.
El expresidente de la República Argentina Mauricio Macri volvió a hacer declaraciones a la prensa luego de su salida del gobierno en diciembre de 2019. Lo hizo en el programa Desde el llano de la cadena de noticias TN que conduce Joaquín Morales Solá. El exmandatario hizo una autocrítica de lo que fue su administración y se refirió a todos los temas de la actualidad argentina: la extensión de la cuarentena, la justicia, las acusaciones de espionaje y la agobiante situación económica.
Hace 207 –desde el 15 de marzo hasta este martes 13 de octubre- la República Argentina se encuentra bajo cuarentena por la pandemia de Covid-19 y el decreto emitido por el gobierno nacional rige hasta el 25 de este mes. Macri se refirió a ello como una “cuarentena eterna sin ningún resultado a la vista” y opinó que el gobierno está haciendo “todo lo contrario a lo que hay que hacer”. Dijo que de haberle tocado enfrentar esta situación como presidente “hubiera ido por la línea que fue Lacalle en Uruguay” y que hubiera tratado de “tener un equilibrio entre la prevención por el coronavirus, la salud mental de la población, el daño a la salud física y la salud laboral”.
En esa línea, llamó al gobierno nacional a abandonar la “actitud de miedo mezclada con autoritarismo”. “Esta cuarentena tiene que parar, tenemos que normalizar el país y confiar en nuestros médicos”, pidió el expresidente.
A la hora de marcar sus diferencias “morales” con el gobierno oficialista, Macri destacó las múltiples marchas opositoras que se han llevado a cabo los últimos meses contra “el atropello de las instituciones y la cuarentena eterna”. La última ocurrió este lunes 12 de octubre y el exmandatario sostuvo que fue en pos de decir “no al atropello y sí a la cultura del trabajo y la libertad”.
Muchos de los manifestantes se reunieron en la puerta del edificio de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en Juncal y Uruguay, barrio de Recoleta. Sobre ello, Macri expresó: “No era el lugar a convocar la casa de Cristina Kirchner, por más de que uno esté enojado con una persona en particular porque sienta que lidera una agenda contraria a lo que uno dice, uno tiene que expresarla en un espacio neutral, no en el domicilio de la persona, no hace falta”.
Criticó el rol de la vicepresidenta en el gobierno y en la escena política; aseguró que “el peronismo está secuestrado por Cristina Fernández de Kirchner hace más de 10 años, es decir, captado por la irracionalidad”. En ese sentido, llamó a la necesidad de reunir “un peronismo racional, como fue el último Perón, como fue Menem aunque uno no coincida, como fue Duhalde”.
En este contexto, razón que causó gran revuelo en las redes sociales, Macri comparó a Cristina Fernández de Kirchner con Diego Maradona. Comenzó arguyendo que Boca –equipo del que fue presidente- y el peronismo tenían en común la pasión y la vehemencia. Luego, explicó que cuando le tocó presidir el club, intentó construir un puente entre esas características y una cierta racionalidad, lo que en su momento significó sacar a Diego Maradona del club. Por lo que aconsejó al peronismo que debería hacer lo mismo con Fernández. Consultado, entre risas, por Solá si estaba comparando a Cristina con Maradona dijo que sí “en la irracionalidad, no en el talento”.
A pesar de la comparación con el ídolo, Macri manifestó que la vicepresidenta, quien según él “es la que está controlando el gobierno”, “tiene una agenda propia en función de sus propios problemas”. Esa agenda comprende, entre otras cosas, el “avance sistemático contra la justicia”.
Este avance contra la Justicia se inscribe, en palabras del mandatario, en un constante “atropello de las instituciones” por parte del gobierno y llamó a que se detenga. En esa oportunidad, volvió a diferenciarse de Fernández: “Sin un presidente que defienda la Constitución, no hay futuro, no hay manera”. Además negó una conversación en la que, según describió el presidente Fernández meses atrás, Macri le había pedido que “abriera el país” y sostuvo que “se mueran los que se tengan que morir”.
“Uno puede cometer errores, como cometió mi gobierno en lo económico, pero todos los días consolidábamos un poco más las instituciones de nuestro país”, desarrolló Macri que luego dedicó una extensa parte de la entrevista a realizar una autocrítica sobre su propia gestión.
Agrupo las críticas en dos grandes grupos: el haberse puesto en un “modo defensivo” que le llevó “a perder la capacidad de escuchar” y el haber “delegado la negociación política”. En orden cronológico, señaló como un error fundacional el haber optado por el “brote de esperanza y entusiasmo” a la hora de comunicar la situación económica nacional.
El ingeniero relató que cuando asumió su cargo en 2015 empezó a “encontrar la información, porque el Indec en ese entonces no funcionaba” (Indec, Instituto Nacional de Estadística y Censos). Allí, contó, encontró reservas negativas, deudas internas y externas, juicios a punto de perderse y falta de abastecimiento energético.
“Ahí nos dimos cuenta que el Estado argentino estaba quebrado y yo ahí tuve un dilema: decirle la realidad crudamente a los argentinos o apostar a ese brote de esperanza, de entusiasmo, que había nacido en la Argentina como para empezar a reconstruir. Opté por lo segundo y, con el diario del lunes, me equivoqué. Los esfuerzos fueron agotando a la ciudadanía y yo los entiendo”, aseveró el expresidente.
En lo que respecta al final de su gobierno –el principio del fin fue marcado por la abrumadora derrota en las elecciones primarias el 11 de agosto de 2019- Macri también fue crítico de sí mismo: “Yo llegué al 11 de agosto con una expectativa de la que no estuve a la altura”. También lo fue de la situación económica que atravesaba el país en ese entonces: “Yo entiendo las razones por las que los argentinos eligieron volver al pasado. Me dio mucha pena porque yo sabía lo que significaba volver al pasado”.
El exjerarca marca el punto de inflexión de su gobierno en 2017: “nos tomaron la plaza y se quebró el gobierno”. En esa oportunidad hubo violentas protestas en la plaza del Congreso por la reforma jubilatoria impulsada por Macri y aprobada por el Congreso Nacional. A partir de allí, afirma, entró en un “modo defensivo” que le “llevo a perder la capacidad de escuchar, a dejar de visitar a la gente en su casa, en su trabajo”. “Estaba en un modo defensivo y todo el gobierno estaba igual”, detalló.
De ese estado, dice Macri, recién logró salir en las 30 marchas –banderazos organizados por auto convocados a favor del gobierno llevadas a cabo entre las Paso y las elecciones nacionales-. Lo logró “luego de ese primer 24 de agosto (doce días después de las Paso, cuando ocurrió el primer banderazo), pero ya era tarde”.
En lo que respecta al segundo grupo de autocríticas, Macri explicó: “Yo como presidente nunca pude haber delegado la negociación política, yo la delegué en mi ala más política, con filo peronistas. Yo tendría que haber hecho foco ahí porque se jugaba mucho y nunca logramos los acuerdos necesarios para transformar la Argentina”.
El líder de Cambiemos justificó también sus decisiones económicas, a pesar de reconocer errores. “Dos de cada tres dólares que nuestro gobierno tomó fue para pagar deudas del gobierno anterior y el otro dólar fue para financiar el déficit”, aseguró.
En lo referente a la situación actual, sostuvo que “no se puede tener un país que no tiene moneda, que no tiene crédito”. “Seguimos creyendo que va a suceder algo mágico y que nos vamos a salvar”, criticó.
Por último, el expresidente se defendió de las acusaciones –mediáticas y judiciales- de haber ordenado espiar periodistas, jueces y políticos, tanto oficialistas como opositores. “Eso no existe, no existió en nuestro gobierno”, negó terminantemente Macri.
Además, criticó la actual gestión de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, exSide, Secretaría De Inteligencia). Durante su gestión “la AFI retomó relaciones con los principales organismos de inteligencia del mundo, la CIA, el Mossad, los ingleses, los italianos, todos; y todo eso se acaba de destrozar porque la responsable de la AFI y una fiscal publicaron la lista de todos los acuerdos”, dijo, haciendo alusión a la directora de la AFI, Cristina Caamaño, quien días atrás incluyó en una base de datos pública los nombres de 22 integrantes de los servicios de inteligencia.
Foto. Presidencia Argentina.