Los primeros equipos confirmados en bajarse fueron los ingleses, luego de denuncias del gobierno, los otros clubes y los hinchas británicos.

La «European Super League», también conocida como «la Superliga» se suspendió 48 horas después del anuncio de su creación. La liga, que sería conformada por doce de los mejores equipos de Europa, despertó protestas por parte de gobiernos, clubes deportivos, jugadores y fanáticos del continente y el mundo.

Su creación fue anunciada de manera inesperada por el Real Madrid el lunes 18 de abril. A el club español se sumaron en el correr de ese día sus coterráneos Barcelona, Atlético de Madrid; los italianos Juventus, Milan, Inter, y los ingleses Manchester United, Manchester City, Chelsea, Arsenal, Tottenham y Liverpool.

La idea inicial, incluso detallada en el comunicado compartido por los clubes, era la de 15 clubes fundadores junto a cinco equipos clasificados por méritos deportivos jugando una liga de dos ruedas y 38 fechas. La diferencia de tres clubes se dio con la negativa de Bayern Munich, Borussia Dortmund y Paris Saint Germain de participar.

Los premios, solo por participar, serían superiores a los 3.000 millones de euros. El banco JP Morgan sería el encargado de repartir los premios iniciales.

La debacle

Apenas se anunció la medida jugadores y ex jugadores se pronunciaron en contra. Los casos más resonantes fueron los de Ánder Herrera, jugador del PSG; Joao Cancelo, jugador del Manchester City, y Bruno Fernandes, jugador del Manchester United.

El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, dijo en una conferencia de prensa que la Superliga era «un escupitajo» a «todos los que aman el fútbol». Además, criticó sentirse traicionado por Andrea Agnelli, presidente de la Juventus e íntimo amigo de Ceferin (es padrino de uno de sus hijos).

Tanto el máximo organismo europeo como la FIFA amenazaron con lanzar serias medidas en contra de los clubes participantes. La más dura era la prohibición de jugar con sus selecciones a los jugadores que disputaran la Superliga. También se planteó expulsar para siempre de las competencias europeas a los clubes.

A estas organizaciones se sumaron los gobiernos nacionales de los países con equipos fundadores. Inglaterra fue el más duro: su primer ministro Boris Johnson anunció el 19 de abril que su gobierno estaba explorando «todas las posibilidades, incluidas nuevas leyes, para asegurar que este proyecto se frene”.

Además, las federaciones de fútbol de los países implicados amenazaron con expulsar de sus ligas a quienes participaran. Se realizaron reuniones de los clubes españoles e ingleses de la primera división de ambos países, excluyendo a los integrantes del proyecto, para actuar en conjunto.

Finalmente, los hinchas también ayudaron a frenar la Superliga. En Inglaterra los fanáticos del Chelsea, Liverpool y Manchester City realizaron manifestaciones frente a los estadios de sus clubes. En Alemania su participación fue administrativa: todo equipo de ese país debe tener un mínimo del 51% de sus acciones destinadas a sus socios.

El final

Los primeros en bajarse fueron los ingleses. La presión del gobierno, los otros clubes de la Premier League y los fanáticos, provocaron que los comunicados de los seis integrantes de ese país cayeran en cascada el 20 de abril. La presión incluso se llevó a Ed Woodward como CEO del Manchester United.

Este hecho disminuyó a la mitad la cantidad de integrantes del proyecto. El hilo se terminó de cortar con la salida de Atlético de Madrid, Inter y Juventus.

En la noche de este martes finalmente la Superliga lanzó un comunicado en el que anunciaba su suspensión para «rediseñar el proyecto». Actualmente solo Real Madrid y Milan no han anunciado su retirada de una competición que estuvo en pie por solo 48 horas.

Foto: EFE