Por Antonio Ladra.
Hay un documental español que se llama “El silencio de otros” donde se relata la lucha silenciada por años de las víctimas de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) surgida tras la guerra civil: 17 de julio de 1936 – 1 de abril de 1939.
La película, filmada a lo largo de seis años acompaña a víctimas y supervivientes del régimen franquista involucrados en la denominada “Querella Argentina”, que se puso en marcha el 14 de abril de 2010 ante los tribunales de justicia de Argentina. El objetivo de esta acción legal era conseguir que se investigaran los crímenes de lesa humanidad cometidos por los integrantes de la dictadura franquista, se identificara a sus responsables y se los sancionara penalmente.
Hay entrevistas a personas que no han podido localizar a sus difuntos asesinados, deseando darles sepultura; también a mujeres cuyos hijos recién nacidos les fueron arrebatados; para terminar con aquellos que protestaban ante la dictadura y fueron torturados. En todos los casos se ponen nombres, rostros y lágrimas a estas personas. El documental cuenta la búsqueda estos miles de personas desaparecidas durante la época de Franco y la lucha contra un olvido institucional de quienes todavía siguen reclamando justicia para sus familiares.
Los familiares de los desaparecidos, aquí en Uruguay también necesitan saber la verdad. Necesitan saber cómo, cuándo y por qué y desde hace años, sistemáticamente, se les niega conocer la verdad de que pasó con sus familiares, se la escamotean: algunos por desidia, otros lo hacen a propósito, para encubrir a los responsables. Unos y otros son también responsables.
En todo esto hay como una nebulosa, una lucha por poder y no hay sensibilidad alguna por el sufriente, por el que pide, por el que reclama verdad.
“Yo era un soldado e hice lo mejor que pude; tuve que matar y maté, y no me arrepiento. Tuve que torturar y torturé, con el dolor en el alma, y me cuesta muchas noches dormir acordándome de los tipos que cagué a palo, pero no me arrepiento”. Así habló el coronel retirado Gilberto Vázquez ante un Tribunal de Honor militar en 2006.
Mañana es 20 de mayo. Es una fecha que no está en rojo en el calendario pero que los uruguayos, yo diría que hoy es una mayoría y de todas las sensibilidades políticas, guarda como un día de recogimiento y de reclamo para saber dónde están los desaparecidos. Tan solo eso, saber dónde están sus huesos para poder llevar una flor, para rezar por ellos los que son creyentes.
Probablemente no llegaremos a establecer una memoria y una interpretación única del pasado compartidas por toda la sociedad. De hecho, eso quedó establecido con el voto verde y voto amarillo en 1989 pero, al menos, no debemos renunciar a conquistar momentos de mayor consenso.
Y en esta cuestión de alcanzar la verdad y la justicia hay un plano político-partidario, que refiere a la responsabilidad de cada partido en esa búsqueda. Está el plano judicial, condicionado en gran parte por la política y está la dimensión ética, que reclama día tras día, año tras año, la verdad.
Escucha la columna de Antonio Ladra en Punto de Encuentro.
Foto: Gastón Britos / FocoUy