Por Antonio Ladra.

Aun impactados por la sorpresiva muerte del ministro del Interior Jorge Larrañaga, el presidente Luis Lacalle Pou debió cubrir su ausencia y para ello movió algunas piezas y nuevamente sorprendió con los cambios: Luis Alberto Heber deja el MTOP y va a Interior y el maragato José Luis Falero sale de la OPP y va al ministerio de Transporte.

Obviamente que el cambio más comentado fue en el Ministerio del Interior y no estaba en el radar de nadie y Lacalle sorprendió, pero a poco que se analiza esta designación se concluye que fue una solución política donde se fortalece la fracción del presidente. Y el partido queda con solo un ala: el herrerismo. El wilsonismo encarnado por Larrañaga está en cuestión.

Que es el wilsonismo. Sucintamente: hay quienes lo explican como un sentimiento. Otros hablan de “las ideas de Wilson.” 

Todo empezó con el acuerdo por la Patria y Movimiento Nacional de Rocha. Wilson Ferreira candidato a la presidencia era en el año 1971 una fuerza arrolladora, parecía que nada lo paraba, pero pierde las elecciones de 1971 por el fraude denunciado, pero nunca demostrado.

Después viene la dictadura, la oscuridad política. Wilson deja el país y recorre el mundo denunciando la dictadura. Se abre la actividad política, Wilson vuelve al país, es detenido y queda preso, está proscripto y no puede participar de las elecciones de 1984.

Para la siguiente elección tenía todo para ganar, pero Wilson se enferma y muere poco antes de los comicios en el año 1988. Gana el Partido Nacional con Lacalle Herrera.

Una de las espadas de Wilson cuando estaba en el exilio, Juan Martin de Posadas no duda en afirmar que el wilsonismo dejó de existir cuando murió Wilson Ferreira Aldunate.  “El wilsonismo es un recuerdo, una evocación, no es una cosa sin valor, pero el wilsonismo como tal ya se acabó”.

Y algo de eso hay, a partir de ese momento, el movimiento Por la Patria se reduce hasta su casi desaparición, pero sin embargo, la importancia de Wilson Ferreira y su legado se ha ido acrecentando con el paso del tiempo a tal punto que todos los sectores del Partido Nacional reivindican al wilsonismo, incluso hasta desde el Frente Amplio. 

Jorge Larrañaga retoma la bandera del wilsonismo y su trayectoria lo tuvo en el año 2004 con una gran votación aunque perdió la elección con Tabaré Vázquez.

La trayectoria de Larrañaga prosigue con suerte esquiva en la interna de su partido, hasta que llega a ser ministro de un gobierno blanco y cuando su gestión es valorada, fallece. 

Su sector, Alianza Nacional ya bastante debilitado y desgranado, con la fuga de varios dirigentes tuvo su momento de mayor visibilidad con la campaña Vivir sin miedo, exitosa en la recolección de firmas, aunque perdió el plebiscito. Ahora, con la muerte de su líder Alianza Nacional se queda sin presencia en el gabinete, solo queda Ana Ribeiro como subsecretaria del Ministerio de Cultura y el futuro es una incógnita, pero sin su líder es probable que desaparezca a pesar de los intentos ya anunciados por varios de sus dirigentes.

Es muy difícil decir dónde están hoy alojadas las ideas de Wilson, quizás se podría decir que Wilson no es de nadie y es de todos, porque en todo el sistema político se ha alojado aunque sea en parte algo del ideario wilsonista, pero a la vez habría que hacer un estudio desapasionado y lejos de anteojeras políticas para saber si efectivamente su pensamiento está vigente o si ya es parte de la mejor historia. Y esto no implica un juicio de valor sino una constatación de que el mundo cambió. Para bien o para mal el Uruguay no es el mismo cuando falleció Wilson Ferreira y mucho menos cuando elaboró el programa de gobierno, el histórico Nuestro Compromiso Con Usted. 

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Foto: Gastón Britos / FocoUy