Cada 9 de setiembre se conmemora el Día Latinoamericano de la Epilepsia.
En el Día Latinoamericano de la Epilepsia, el Ministerio de Salud Pública (MSP) a través del Programa de Salud Cerebral, pone a disposición la “Guía para asistencia y tratamiento de personas con epilepsia para el personal de salud en el primer nivel de atención» renovada en 2020.
La epilepsia en una enfermedad cerebral que se origina cuando un grupo de neuronas, de forma paroxística y rápida, realiza descargas eléctricas que provocan diferentes reacciones descoordinadas. Cada tipo de crisis epiléptica, según qué partes del cerebro se active, tiene sus signos. Algunas manifestaciones son los movimientos involuntarios de partes del cuerpo.
La prevalencia de epilepsia en nuestra población se sitúa alrededor de 1%, por lo que se estima que existen aproximadamente 30.000 personas con la enfermedad en Uruguay. Pese a los avances tecnológicos, médicos y en el área de educación y difusión, existe aún un importante peso de los mitos sobre esta patología y discriminación de estos pacientes.
Las personas que tienen un tratamiento ajustado a su tipo de epilepsia pueden llevar adelante una vida normal, aunque sí hay labores que se recomienda desarrollar bajo supervisión. En nuestro país el Fondo Nacional de Recursos financia la cirugía que da respuesta a la epilepsia refractaria que no responde a un tratamiento con medicamentos.
La afección es prevenible en el 25% de los casos, es decir, que una de cada cuatro personas tiene epilepsia por razones prevenibles. Una de ellas es la prematurez, que debe ser atendida rápidamente de manera de evitar esta secuela. Otra causa evitable son las infecciones cerebrales como la menignitis. El consumo problemático de drogas también puede provocar crisis epilépticas o agravar las condiciones de una persona que ya las padezca.
Cuando se da una crisis epiléptica generalizada se da una situación dramática tanto para la persona que la padece como para quien la presencia.. En plena convulsión, para ayudar de forma efectiva, se deberá tener un comportamiento contraintuitivo: poner a la persona en crisis con el cuerpo y la cabeza hacia un costado, evitar tocarle la boca, alejar todos los objetos contra los que la persona pueda golpearse y esperar a que la crisis pase.