River Plate de Argentina sigue demostrando el porque es uno de los mejores equipos del continente. Pese a que cambian los intérpretes, el director de orquesta siempre sabe encontrar el camino para llegarles.
Marcelo Gallardo, en su confirmación días atrás de continuar un año más en la institución, con la ilusión fallida de todos los uruguayos, que vieron por momentos una pequeña luz para que se convirtiera en técnico de la selección nacional, sigue expresando en la cancha su grandeza como entrenador.
Derrotó por 4-0 a Colón de Santa Fe en la final de la Copa de Campeones de la vecina orilla con categoría, dinámica, disciplina táctica, calidad indidividual y efectividad en la red adversaria.
Julián Álvarez por dos, a quien a principio de año todos pusieron en tela de juicio si debía ser titular, y lo cierra con un fútbol argentino que le queda chico, más un gol de Rolheisser y otro de Carrascal, con participación del artillero en ambas incidencias, pusieron el resultado definitivo ante el sabalero de Leonardo Burián.
Los santafesinos tuvieron una virtud, jugar de igual a igual pero sin esa profundidad necesaria en el momento de la definición. Ofrecieron un buen espectáculo porque no quisieron ser menos que River, aunque en el instante clave, el rival fue letal.