Cavani y Pellistri las figuras del equipo celeste

En un primer tiempo donde poco se pudo ver, fundamentalmente en los primeros 30 minutos, salvo una corrida de Facundo Pellistri, que habilitó a Matías Vecino y terminó estrellando en un segundo intento en el caño, Federico Valvede, Uruguay buscó siempre jugar, darle dinámica e intensidad al partido.

Por lo brevemente explicado, si debía existir un ganador al cabo de los primeros 45 minutos, era el equipo compatriota. México cortó y fue mañoso para jugar. A los 34` un centro del halcón, que Edinson Cavani anticipó, permitió tras el rebote corto del meta azteca, Talavera, a Matías Vecino, llegando junto con Josema Giménez marcar el primer tanto del cotejo.

De cara al complemento, Uruguay con el saque inicial, cual si fuera una estrategia cómplice entre entrenador y jugadores, ensayó una extaordinaria jugada por derecha de la mano del chico de Alavés, quien retornará a Manchester United, sirviendo un centro medido, que Vecino dejó pasar para la llegada del salteño, quien puso el segundo gol.

A partir de ahí, la celeste se floreó y dominó el partido a su placer. Aceleró cuando debió en búsqueda de un nuevo tanto, y replegó línea entregando la posesión al rival manejando la ansiedad de los dirigidos por Gerardo Martino. A los 53´ nuevamente Cavani, con un formidable tiro razo, puso el tercero y le bajó la cortina al juego en Phoénix.

Con el cansancio al pasar de los minutos, Diego Alonso sobre los 30 minutos del compelemento, aprovechó para mover el banco, sacando a los aleros De La Cruz y Pellistri, este último imparable para los laterales mexicanos, y centralizando el juego con doble punta y cinco hombres en defensa.

Cosas a destacar, el momento físico de Edinson Cavani, que con sus condiciones futbolísticas, se acompañan solo tras una temporada que no fue la mejor en el United, el retorno a la consideración de Matías Vecino, la reconfirmación de Facundo Pellistri, acierto total del entrenador, la presión rápida a la pelota, la intensidad para jugar y la recuperación de la pelota quieta, arma vital y característica del fútbol charrúa.