Por Joaquin Pisa.

La playa es otra cosa. Al que de verdad le gusta, sabe que representa la época del año donde hay calor, menos obligaciones, bermudas y musculosas, bikinis, es más relajado. Para el deporte también es otra cosa: muchos deportes que tienen su versión tradicional en el pasto, en el parqué, tienen su versión playera. Pasa en el fútbol, pasa en el volley, y pasa en el handball, deporte en el que Uruguay hoy por hoy, es sexto en el mundo.

Eso logró la selección uruguaya de beach handball en el mundial realizado en Grecia el pasado mes de junio. En su camino venció, por ejemplo, al local Grecia y al campeón europeo España, en dos ocasiones, antes de perder en cuartos de final con la subcampeona Croacia.

Parece increíble considerando que uno quizás nunca escuchó de este deporte, pero está empezando a crecer en el país. Lo cuentan Santiago Rodríguez, capitán de la selección que actualmente juega en España, y Mauricio Santiago, integrante de la celeste.

Llegar a un mundial no es fácil, menos para un país en el que casi todos los deportes son amateur. Para los sudamericanos, las world league, los mundiales, hay que pagarse la mayoría o todos los pasajes, y bancar sin competencia durante todos los meses que no sean verano. Así llegó Uruguay a su mundial.

Un sexto puesto en un mundial es algo increíble, pero ahora hay que mirar al futuro. ¿Cuáles son los objetivos de Uruguay en un deporte en el que demuestra condiciones?

Ganar en Sudamérica, seguir arriba en los mundiales. Los objetivos son muy buenos, pero falta algo: gente. A pesar de que cada vez más personas juegan al beach handball, con categorías femeninas y juveniles, mientras más personas se acerquen al deporte Uruguay tendrá más chances de crecer.

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Foto: Tenfield