La señora llevaba días desaparecida. Tras la realización de la denuncia por parte de vecinos, los agentes policiales se trasladaron a la casa, y al llegar, percibieron un olor fuerte y nauseabundo. “La mujer está muerta”, sentenció uno de ellos. Nadie se atrevió a decir nada. Bomberos se preparaba para romper la puerta y facilitar el ingreso al domicilio. Cuando lograron hacerlo y el primero de ellos entró, la profecía se cumplió: el joven se encontró con la mujer tirada en el piso; su cuerpo estaba en un estado de descomposición avanzado.

La mujer tuvo un infarto, y cuando cayó, lo hizo entre la cama y la pared. Imaginate lo que es encontrarse con un cuerpo violeta, todo torcido, con la carne toda rasgada y reventada, podrida, y todos los líquidos en el piso”, contó el policía. “Esas imágenes no se te van nunca de la cabeza nunca más. Tenes que aprender a convivir con eso”.

La salud mental en los efectivos policiales es una problemática que preocupa tanto a trabajadores, como especialistas y sindicatos, y no es una discusión para nada reciente Según cifras del Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo (Sifpom), a finales de 2022, 25 trabajadores se quitaron la vida. De estos, 22 eran policías y bomberos, y los 3 restantes, operadores penitenciarios. Si bien en lo que va del año 2023 no se registraron muertes, si se constataron tentativas.

Algunos de los factores que inciden de forma directa en la salud mental de los policías, son el estrés, hostigamiento y acoso laboral. El psicólogo forense, Gustavo Álvarez, habló con Punto de Encuentro y explicó que, a diferencia de otras profesiones u oficios, uno de los factores de riesgo que genera el estrés en este trabajo, es la “imprevisibilidad”.

Usted sale a patrullar y no sabe si va a haber un niño muerto, una persona aplastada por un camión, si lo van a querer matar, va a haber gente apuñalada, etc. Esto no está en el universo de otro tipo de tareas”, afirmó Álvarez.

Escuchá al psicólogo forense, Gustavo Álvarez, sobre los factores de riesgo:

Los factores de protección son el entrenamiento, formación y experiencia que el funcionario pueda tener. Sin embargo, en muchos casos no es suficiente. Roberto -nombre ficticio que utilizamos para preservar su identidad- tiene más de 10 años de labor policial y dijo a Punto de Encuentro que los hechos escabrosos más frecuentes son los accidentes de tránsito y las personas que llevan más de una semana fallecidas. “Es impactante ver el cuerpo putrefacto. Después te acostumbras, tenés que ser lo más frio posible”, confesó.

Escuchá el testimonio del agente policial, Roberto:

¿Qué ocurre cuando el estrés se sale de control? Álvarez, quien además se desempeñó como coordinador general técnico del Complejo Carcelario «Santiago Vázquez» (COMCAR), explicó que este sentimiento no es negativo porque “nos ayuda a sobrevivir” ya que son “cambios neurobiológicos, físicos y mentales que nos preparan para la acción, ya sea atacar o huir”. Sin embargo, cuando el individuo está bajo una situación constante de estrés, se desencadena un “quiebre en el aparato psíquico”.

Un policía penitenciario está expuesto, durante una semana cerrada, a un ambiente totalmente hostil, separado de su familia, y adentro de una cárcel, se ve cualquier cosa. Esto puede llevar a un aumento en el consumo de tabaco, alcohol, aparición de sintomatologías psicológicas, además de no poder sostener situaciones que antes si podían”, subrayó.

Escuchá al psicólogo forense, Gustavo Álvarez, sobre los factores de riesgo:

La vicepresidenta de Sifpom, Patricia Noy, dialogó con Punto de Encuentro y expresó su disconformidad con las autoridades porque “no hay un seguimiento del tema”. Según explicó, existe una ausencia de “acciones preventivas y de contención”.

La gremial presentó un proyecto de prevención del suicidio y salud mental al Ministerio del Interior redactado con especialistas en la problemática que actualmente se encuentra en estudio.

A partir de este reclamo, autoridades ministeriales crearon la Comisión de Salud Mental -de la cual Sifpom es parte-, y uno de los primeros avances, según Noy, sería la la implementación de un psicólogo permanente en la emergencia del Hospital Policial para recibir una atención primaria.

Nosotros no tenemos periódicamente o cada tres o seis meses una consulta. Si bien hoy en día consideramos que los compañeros se animan más a consultar, tenemos la problemática que van a la puerta de emergencia porque llegan totalmente desbordados y se van con un pase a psicólogo para dentro de dos meses”, subrayó.

Escuchá a la La vicepresidenta de Sifpom, Patricia Noy, sobre el proyecto de la prevención del suicidio:

Además del estrés y los problemas personales, Noy aseguró que el hostigamiento y el acoso laboral por parte de superiores son otros de los factores que repercuten de manera directa en la salud mental y acudir a un especialista, no era muy bien visto por el entorno. El mayor temor de los trabajadores, es el retiro del arma, lo que significa un “signo de debilidad” según explicó Álvarez.

Aún existe el ninguneo de pares y superiores sobre como se afrontan ciertos problemas; frases como ‘no seas flojito’ u ‘arreglá las cosas como hombre’. Lamentablemente, todavía seguimos teniendo ciertos pensamientos retrógrados”, afirmó Noy.

Por su parte, Roberto está desilusionado y ya no cree en la palabra de las autoridades. Dice que “hay muchos moralistas” en los altos cargos y que con los últimos hechos judiciales, como el caso de Alejandro Astesiano y su vínculo con la Policía, queda muy claro que “se dice una cosa y se hace otra”. “Los jefes son moralistas porque para juzgarte, están bárbaro. Pero después los ves en la tele y ahí decís: epa, ¿qué pasó?”.

Él afirma que para el Ministerio del Interior, los funcionarios policiales son considerados “números”, y que si les pasa algo, simplemente son reemplazados. Insiste en que no hay una preocupación real por lo que ocurre con ellos y coincide en que deberían existir más controles psicológicos.

El Ministerio no te da nada. Las autoridades no te dan nada. Vos tenés un problema y no te llama ni el ministro [Luis Alberto Heber] ni un asesor del ministro para ver que te pasó. Pero cuando te tienen que juzgar, el ministro es el primero que pone la firma (…) De la boca para afuera en la prensa, si, nos dan un apoyo bárbaro, pero después en la realidad, es totalmente diferente”, aseveró Roberto.

Escuchá el testimonio del agente policial, Roberto:

Punto de Encuentro intentó comunicarse con autoridades del Ministerio del Interior para conocer su opinión y ahondar en los avances en este tema de investigación, pero no emitieron respuesta.

¿Cuál es la salida para un funcionario afectado, un entorno sin herramientas para sostenerlo y un sistema con falencias notorias? Álvarez, desde una postura menos técnica, se anima a mencionar que para solucionar esta problemática, es fundamental la contención de la familia, las instituciones y la sociedad, además de una buena formación policial.

Dijo que para ellos, es “imposible bajar el interruptor” al terminar su jornada laboral, y eso acaba repercutiendo en su círculo más íntimo. Álvarez expone que a diferencia de otros profesionales de las armas, los policías están “en la eventualidad del combate” diariamente y por más que lo intenten, la cantidad de sustancias que tienen dentro del flujo sanguíneo no se los va a permitir.

Es como que usted le pida a un boxeador que después de una pelea a las 8 de la noche, 8 y media esté en la casa tranquilamente, tomando una cerveza y bromeando con la señora. No, no lo va a hacer (…) El boxeador pelea una vez por mes, una vez cada dos meses, el policía sale todos los días”, sentenció Álvarez.

Escuchá al psicólogo forense, Gustavo Álvarez, sobre las consecuencias fisiológicas de la labor policial:

Roberto es un ejemplo de lo que expone Álvarez. Según contó, la sobreexcitación es una realidad. Cuando comenzó, le era imposible no hablar de lo que le vivía en el trabajo y alejarse de los comportamientos que hay que tener en la calle. Él afirma que gracias a la Policía, “perdió a su familia”.

De repente le hablaba a mi familia como hablaba en la jerga policial y eso generó muchos problemas. De femenino, masculino, o les hablaba mal y me decían: ‘Che, mirá que tus hijos no son unos pichis’ o ‘mirá que fulano no es un pichi, no le hables así”, confesó.

Escuchá el testimonio del agente policial, Roberto:

Si hoy por hoy, consigo otra profesión o trabajo que me equipare el suelo de la policía, me voy, porque nosotros siempre vemos la línea muy delgada: el delincuente está jugado. Entonces, vos estás en el medio, tenés un pie para un lado y para el otro. En un segundo, podes pasar para la muerte o para la cárcel”, confesó Roberto. “Al igual que mis compañeros, solo queremos terminar nuestras horas de trabajo y volver a casa”.

Escuchá el informe completo de Punto de Encuentro aquí:

Foto de portada: FocoUy