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Diez años atrás, la organización Techo lanzó una iniciativa para proyectar baños para un asentamiento. En aquel entonces, la periodista Carolina Delisa fue al asentamiento Aquiles Lanza, ubicado en Malvín Norte, y contó cómo se arreglaban las personas que no contaban con un baño en el día a día. Ahí se encontró con historias y testimonios de situaciones críticas.
En aquel momento, Pablo Anzalone, que era el director de Salud de la Intendencia de Montevideo, decía que eran muy pocos los puntos de Montevideo que no estaban conectados al saneamiento, que esas familias iban a tener que esperar cinco a diez años para tener conexión a la red. Esos diez años llegaron y, ¿Qué cambió?
Diez años más tarde del lanzamiento de la iniciativa de Techo, Carolina Delisa volvió a recorrer el asentamiento para ver qué cambió en la última década. En primer lugar, el cambio está en la gente debido a que los asentamientos son fenómenos muy dinámicos, que incluso eso es un problema para ir a hacer seguimiento de determinados casos.
El año pasado, la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, recorrió el barrio, para mostrar lo que se había hecho: allí siguen viviendo 400 familias. Se puso desagüe de pluviales, se mejoraron algunos caminos, se construyó un espacio público sobre la cañada con cancha de básquet, bancos. A través del plan ABC se puso luminaria en uno de los pasajes. Se conectaron al saneamiento 64 familias. De esas, once casos incluyen conexión con baños.
Pero siguen siendo soluciones atadas con alambre. Y para esos casos el cambio es radical, pero cuando se mira el bosque, el avance sigue siendo apenas la hoja de un árbol.
En aquel entonces, Techo hablaba de 65 mil familias que no tenían baño en todo el país. Hoy dicen que el número está un poco más afinado, que es en el 80% de los más de 600 asentamientos que hay en todo el país. Pero la realidad es que en este sentido es el censo el que va a laudar, o definir la situación exacta en el país con respecto a las familias sin baño.